Ingresa en prisión un joven por provocar el incendio en el que murió un hombre en Basauri
La Ertzaintza cuenta con una grabación que sitúa en la zona al pirómano, que tiene antecedentes por quemar contenedores
Un joven de 23 años, identificado como K.I.G., ha ingresado en prisión provisional como presunto autor del incendio en el que murió un ... hombre al lanzarse desde una ventana para huir de las llamas en Basauri. El presunto pirómano, que sufre una discapacidad psíquica, acumula numerosos antecedentes por causar fuegos en contenedores y también se le investiga por su presunta relación con dos quemas en una lonja del mismo edificio de la calle Kareaga Goikoa, una de ellas apenas un mes antes. La Ertzaintza dispone de una grabación de las cámaras de un comercio cercano, que situaría al sospechoso en el lugar de los hechos.
El fuego fue provocado sobre las cinco de la tarde del pasado viernes, 31 de enero, en un semisótano de la parte trasera del número 5 de la calle Kareaga Goikoa, en el barrio El Kalero de Basauri, y en cuestión de minutos devoró todo el inmueble. Un particular avisó al 112 de que un edificio se encontraba en llamas. Cuando llegaron al lugar las primeras patrullas y los Bomberos del parque de Basauri, había una mujer con sus dos hijos menores en uno de los balcones pidiendo auxilio. Con la ayuda de la escala, estas tres personas y otro hombre más fueron rescatados. No corrió la misma suerte Carlos Salcedo.
En uno de los terceros pisos, el inmigrante venezolano de 41 años y amigo del inquilino, se había refugiado en el baño, pero acorralado por las llamas y presa del pánico, terminó lanzándose al vacío por la parte trasera, que daba a un barranco, y murió a causa del impacto. En total, 35 personas tuvieron que ser realojadas primero en un hotel de Arrigorriaga y después en otro de Bilbao ante el riesgo de colapso del bloque, muy deteriorado y fuera de ordenación desde hacía 40 años.
Desde un primer momento, algunos vecinos apuntaron la posibilidad de que el fuego hubiera sido provocado. Antonio, padre y abuelo de la joven y las niñas rescatadas, llegó a declarar que había visto a un joven «con las manos negras y la espalda manchada de yeso» por los alrededores. Y que este mismo chico estuvo merodeando por la zona en otro incendio registrado en el mismo punto apenas un mes antes, el pasado 21 de diciembre. Entonces, un testigo le había sorprendido con una saco lleno de papel en una mano, momentos antes de que se originaran las llamas.
Los investigadores de la comisaría de Ibaizabal de la Ertzaintza, que fusionó las de Basauri y Galdakao, tomaron declaración a numerosos residentes que apuntaban esta hipótesis y buscaron las cámaras de videovigilancia instaladas en los alrededores por si pudieran esconder alguna pista. Precisamente, las imágenes grabadas por un comercio cercano recogían a un sospechoso en las inmediaciones del punto del incendio momentos antes. En paralelo, agentes de inspecciones oculares y un perro con su guía de la Unidad Canina accedieron, con arneses porque el inmueble estaba devastado, al supuesto foco para detectar posibles acelerantes.
Colchones apilados
La rapidez con que se propagaron las llamas y las dimensiones que alcanzaron -se pudieron ver a kilómetros de distancia- avalaban la tesis de que el incendio hubiera sido provocado. La estructura era de madera y en los sótanos se acumulaba gran cantidad de papeles y basura, que actuaron como combustible siguiendo un efecto chimenea por la escalera sin barnizar y agrietada hasta llegar al tejado. En un portal había colchones apilados. Ardió todo demasiado deprisa y con gran carga de calor para haber surgido en una planta -1, lo que unido a que hacía poco más de un mes había habido otro fuego en la misma zona, despertó las sospechas de los bomberos y la Ertzaintza.
Se daba la circunstancia de que en las cercanías, en Basauri, vivía un chico, miembro de una familia muy conocida en el municipio, con numerosos antecedentes por prender contenedores, también en otras localidades como en Bilbao o en Sondika, por lo que los investigadores comenzaron a seguirle la pista. Este reincidente había sido descubierto por la Policía en varias ocasiones en los últimos meses observando el fuego después de haberlo provocado. «Se quedaba mirando. Parecía estar «obsesionado», señalan algunas fuentes cercanas al caso. Su descripción física coincidía con el individuo al que algunos vecinos ubicaban en la zona momentos antes de que se desataran las llamas.
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Una vez que acumularon suficientes pruebas y culminaron las diligencias policiales, los responsables de la investigación decidieron arrestarle. La detención se produjo el pasado lunes a mediodía. Esa misma tarde, el joven fue puesto a disposición del juzgado de guardia, que decretó su inmediato ingreso en prisión preventiva.
Además de su presunta relación con el incendio que se había saldado con un fallecido, la Ertzaintza también le investiga por otros dos conatos perpetrados en una lonja del número 5 de la calle Kareaga Goikoa los días 21 de diciembre y 7 de octubre del pasado año, aunque por fortuna entonces no se registraron daños personales. Al más reciente acudieron los bomberos, el anterior lo habían sofocado los propios vecinos.
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