«Nos han colocado la pasarela a metro y medio de casa»

La apertura el 18 de septiembre de la pasarela de Arkotxa ha supuesto un beneficio claro para los vecinos de Zaratamo. Ya no tienen que jugarse la vida cada vez que atraviesan las vías del tren, pero no todos están satisfechos. En el otro extremo de la carretera existe una vivienda que se ha quedado «encajonada». El paso que sobrevuela el trazado ferroviario y la BI-3720 se ha construido en terreno municipal, pero muy próximo al edificio, y prueba de ello es que los viandantes, al pisar el último peldaño de las escaleras, acceden directamente al suelo del inmueble. «Nos han colocado la pasarela a metro y medio de casa», denuncian.

Para recordárselo a quienes por allí transitan han pintado en mayúsculas ‘Propiedad privada’ y han colgado de las paredes carteles con los que pretenden llamar la atención de las administraciones. «Podían haber diseñado la pasarela para el otro lado y que las escaleras hubieran descendido en un terreno en desuso de la antigua Outokumpu», asegura Óscar Luengo, uno de los propietarios de esta casa de Zaratamo, que pertenece a dos familias.

La vivienda se ubica a pie de carretera, junto a otros dos inmuebles ubicados en suelo de Galdakao. Todos ellos se encuentran fuera de ordenación. «Llevamos siete años así y nadie se pone en contacto con nosotros para decirnos qué van a hacer con nuestras casas. Y ahora nos construyen una pasarela enfrente», censura Luengo.

En principio, serían incompatibles con el desarrollo de la tercera fase de encauzamiento del río Ibaizabal, que está previsto que comience el próximo año y que, con una inversión de 12 millones de euros, aliviará de las inundaciones a los barrios galdakaotarras de Zuazo y Bengoetxe. Sin embargo, los dueños del edificio critican que desde las instituciones «nadie nos ha explicado el proyecto, ni tampoco si nos van a expropiar ni cuándo».

La única comunicación que han tenido en los últimos meses ha sido del Ayuntamiento de Zaratamo para declarar el «desalojo inmediato por ruina». «En diciembre nos dijeron que tenían que salir los inquilinos que tenemos, pero es falso que nuestra casa esté deteriorada. Y encima nos obligaron a pagar un arquitecto de nuestro bolsillo que certificase que el edificio estaba en correctas condiciones y que no se iba a caer con la obra de la pasarela. Hemos pasado hasta una ITE (inspección técnica de edificios)», comenta Ramiro, el otro propietario.

El futuro de la casa es todavía una incertidumbre. Desde la Agencia Vasca del Agua, URA, apuntan que «nosotros no entramos a hacer la obra hasta que los ayuntamientos no nos dejan libre el terreno y expropian». Y, en este caso concreto, a día de hoy no existe ningún expediente, por lo que se desconocen los plazos en los que los inmuebles se derribarán. Tiempos que podrían alargarse aún más si los propietarios recurren a los juzgados. Ante la presión de estos vecinos, el alcalde de Zaratamo, Jon Ajuria, ha solicitado una reunión con su homólogo galdakaotarra, Ibon Uribe, y con la dirección de URA para conocer el proyecto. «No sabemos si se van a tirar o no. Somos un pueblo pequeño y no tenemos dinero para indemnizar», asegura el primer edil.