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LEIRE PÉREZ
BASAURI.
Martes, 6 de marzo 2018, 09:42
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La mejor forma de luchar contra el consumo de sustancias estupefacientes es la educación. Y de prevenir situaciones en el ámbito escolar, pero también en el familiar, sabe mucho el Ayuntamiento de Basauri. Los responsables municipales llevan décadas trabajando en esta línea dentro del Plan Local de Drogodependencias. Así, durante los próximos dos años destinarán 91.350 euros a un programa de prevención a través del cine.
Más de 2.100 alumnos basauritarras de colegios tan diversos como Cooperativa Basauri, San José, Basozelai Gaztelu, Bizkotxalde, Etxegarai, ikastola de Ariz, CIP, Santa María Providencia, EPA y los institutos participarán en Zineskola, como se denomina a un programa que nació hace ya 29 años, en el curso escolar 1989/1990. Sin embargo, el paso del tiempo no le ha restado efectividad. Según recuerdan desde el Consistorio, «la velocidad a la que se mueven las drogas obliga a buscar constantemente estrategias para provocar en quienes las consumen, o las pueden llegar a consumir, una reflexión necesaria en cada momento para evitar que se produzca». «Es el pensamiento crítico lo que nos va a garantizar la prevención, al tiempo que crea personas más íntegras y responsables, jóvenes que aprendan a hacerse cargo de las consecuencias derivadas de sus actos», señalan.
2.100 alumnos de colegios e institutos de Basauri participan este año en Zineskola.
91.350 euros es el presupuesto que destinará el Ayuntamiento en los dos próximos años al programa.
Zineskola está dirigido a alumnos de Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional; y consiste en generar recursos a través de la proyección de películas y el análisis posterior de los mensajes en el aula. Aunque son los cursos más altos, a partir de cuarto de ESO, en los que se pretende «consolidar adolescentes que se puedan enfrentar en positivo a los problemas, así como aprender a enfrentarse a los temores que impiden su crecimiento», señalan.
A lo largo del curso ven cuatro películas en sus centros o en el Social Antzokia. «Trabajamos las emociones porque existe una asociación muy estrecha entre la educación, el tipo de relaciones entre iguales, la estabilidad en el entorno familiar y el riesgo en el inicio del consumo de drogas», comentan.
Así, ayudan al alumnado a asimilar emociones que a veces les sobrepasan, y trasladan un debate a sus casas que en otras ocasiones quizás no se produciría. El entorno familiar es igual de importante al escolar, y por ello en los hogares seguirán las clases y también se analizarán las películas. Los propios padres se convertirán en alumnos y acudirán a una sesión especial. «En todo caso el objetivo es darle la importancia y el protagonismo que se merece a aquellos factores que ayudan a proteger al adolescente. El cine de ficción bien trabajado es una fuente para contribuir a evitar las drogas», aseguran.
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