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Isi Martínez posa con uno de los vinos que vende. l.p.

Cierra la última tienda de vinos de Basauri

El comercio 'Vinos y Licores Nicolás', con más de medio siglo de historia, echa la persiana. Fue el último en vender caldos a granel

Leire Pérez

Basauri

Martes, 14 de marzo 2023, 16:13

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A cualquier basauritarra que se le pregunte o con el que se hable de la tienda 'Vinos y Licores Nicolás', un céntrico negocio que durante 60 años ha formado parte de la estampa de la calle Valentín de Berriotxoa, no tardará en echar la vista atrás y recuperar un montón de recuerdos de una localidad que se fraguó bajo las chimeneas de la Basconia. Y de la industrialización y de la inmigración llegada de otros puntos del país.

No hay residente en el municipio que no haya tenido en su mesa o en la de sus familiares caldos a granel, gaseosa y licores comercializados primero por la pareja formada por Nicolás Martínez y María Teresa García, y más tarde por sus hijos, Isi y Óscar. Por eso, el cierre de la mítica tienda este pasado sábado ha removido a más de uno por dentro. «A nosotros nos da mucha pena, crecimos aquí, es nuestra vida. Desde chiquititos estábamos en la tienda. Veníamos del colegio y como mi madre se llevaba bien con Carmen, comíamos en el bar Lejarza», explican. «Pero hemos decidido centrarnos en la parte del negocio que es la que hoy en día va mejor», explica Isi, el mayor de los dos hermanos. Tras el cierre de la tienda, los descendientes de Nicolás se centrarán ahora en la venta directa a la hostelería, que ya supone el 95% de sus ingresos, y sólo atenderán algunos pedidos al por menor por teléfono.

Durante décadas su familia –su padre era riojano– ha servido a miles de basauritarras que teñían sus comidas de colores púrpura, rubí, pero también de dorados y ámbar. Eran otros tiempos y el vino llegaba a la mesa sin etiqueta ni empaquetado. La familia Martínez García lavaba de forma concienzuda las botellas en la trastienda, donde se ubicaban los grandes depósitos, para poder reutilizarlas. Lo más parecido que queda hoy en día de todo aquello son las 'bag in box', unas cajas en las que se adquiere la bebida en tamaño más grande que en las botellas de 75 centilitros. Pero ya todo está correctamente identificado y se conoce al dedillo la procedencia y cómo se ha elaborado.

Mayor control

El fin de las garrafas y de esta forma de comercializar llegó con un mayor control por parte de las administraciones, pero también con otros modelos de consumo y con las grandes superficies. «Todavía teníamos clientes mayores, de cuando yo era chaval, que venían a comprar y que siguen con las mismas costumbres. Incluso a alguno le llevábamos a casa las cajas de vino. Pero ya eran pocos. Todo ha ido cambiando. Cuando empezamos a perder ventas porque la gente aprovechaba que hacía la compra en el súper para adquirir allí también nuestros productos, le dimos una vuelta al negocio», recuerda Isi.

El primer cambio fue traer vino de una bodega y embotellarlo. Luego, externalizaron este proceso. El siguiente paso fue la venta de diferentes marcas y cosechas, hasta adentrarse en la hostelería. «Ahora hay más cultura de vino, es de más calidad, aunque todavía hay quien dice que lo de antaño era mejor. El cliente tiene una mayor variedad de marcas», asegura el experto.

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