«Tenemos miedo. Esto no puede volver a suceder»

«Esto no se puede hacer, no pueden pegar quince a uno. Lo van a pagar caro», comentaba Iraide, una amiga de la víctima que prefiere incluso no salir por la noche después de que se estén registrando «tantas peleas y hechos raros». «El ambiente está raro. Tenemos miedo, esto no puede volver a suceder. Da pavor que vayas solo y aparezcan veinte y te hagan esto. Estuvieron toda la noche metiéndose con los grupos que estábamos allí, intentaban llevarse a chicas para que les dieran besos, así que hemos venido, aunque no le conocemos, a mostrar nuestro apoyo», defendía el grupo formado por Ixai, Alaitz, Laiene e Irati.

Los grupos de jóvenes y adolescentes se mezclaban con familias y personas de mayor edad. «No llevo mucho tiempo viviendo aquí, pero esto no puede ser. Tengo hijos adolescentes y tengo miedo. No puede ser que salgan y suceda esto», manifestaba Pedro. Un temor que se reflejaba en los ojos de aquellos que tienen nietos como Josefa Romero. «Hasta que no llegan a casa por la noche no descanso. Que les metan en el reformatorio y luego a la cárcel. Lo que han hecho no tiene perdón, no se puede estar tranquilo», afirmaba antes de comenzar el acto de repulsa.

Tras quince minutos de silencio la corporación municipal leyó un comunicado en el que dio las «gracias» a todas las personas que respondieron al llamamiento y mostraron «nuestra solidaridad a los familiares y allegados del lemoaztarra agredido». «Nuestro más profundo rechazo a este tipo de actitudes y comportamientos que no deben tener cabida ni en Lemoa ni en otros lugares de Euskal Herria». Por último, como institución, «queremos reforzar nuestro compromiso por seguir construyendo una Lemoa en la que los discursos de odio no tengan cabida ni espacio», comentó el concejal del PNV, Iñigo Zuloaga, en castellano y Eukeni Bikarregi, teniente de alcalde, en euskera.