Una catapulta del siglo XIV completa la colección del museo de Orozko
La réplica del arma bélica puede contemplarse desde este pasado fin de semana dentro de los fondos propios del centro cultural
Leire Pérez
Lunes, 13 de febrero 2023, 20:36
El Parque Natural del Gorbea es un museo vivo. A cada paso que se da, aparece un retazo de historia. Aunque uno lo desconozca no ... es extraño, por ejemplo, darse de bruces con las piedras, del tamaño de un balón de fútbol, que el señor de Bizkaia utilizó en el siglo XIV para derribar el castillo, que estuvo levantado varios siglos en el collado de Asuntze, bajo Untzueta. Durante dos meses el señorío lideró un asedio que llegó a utilizar 350 proyectiles de muerte.
Desde este pasado sábado aquellos que se acerquen a Orozko y a su museo etnográfico podrán contemplar de cerca la réplica en maqueta del trabuquete, la catapulta, utilizada para derribar una fortaleza que no se lo puso fácil a sus adversarios. El bilbaíno Patxo Xabier Pozo, residente en Llodio desde hace varias décadas, ha sido la persona que ha elaborado y regalado la pieza al museo.
En hacer la réplica ha tardado «dos semanas». «Es carpintería pura y dura, lo que más cuesta es sacar los planos y calcular las distancias», reconoce. Ya anteriormente había realizado varios trabuquetes para el Ayuntamiento de Arrankudiaga y pensó que era el momento de que Orozko tuviese el suyo propio. «Hay una extraordinaria colección de 'bolaños' que aparecieron sobre todo tras la riada de 1983, es posiblemente una de las colecciones más grandes que existan de este tipo de piedras», afirma Pozo. «Los objetos que se volcaban en un tiragomas gigante con eslingas tenían un contrapeso de 5.000 kilogramos, pesaban 60 kilogramos y eran denominadas como 'arribolak', bolas de la muerte», añade el autor especialista en maquetas navales.
Varios asedios
Pozo junto a los historiadores Juanjo Hidalgo y Félix Muguruza, y el etnógrafo Iñaki García Uribe, comenzó a investigar la zona. hace ya años. «Sabíamos que había existido un castillo navarro, se hicieron muchas excavaciones y encontraron indicios de que en este lugar se habían registrado muchos asedios de Alfonso X y Pedro I, conocido como Pedro 'el Cruel'», recuerda el autor de la catapulta. Pero no fue hasta que se incorporó este artilugio de fabricación francesa cuando la fortaleza cayó finalmente. «Fue una historia muy dura, con 15 hombres rechazaban los ataques de más de 200 soldados», recuerda Pozo.
La pieza formará parte de la colección estable del museo en la que también se puede contemplar el esqueleto del último oso que habitó en Itxina.
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