Basauri atendió el año pasado a 600 menores y familias en riesgo de exclusión

Mejorar la convivencia y la autoestima en los hogares en riesgo de desprotección o exclusión social son dos de los desafíos a los que se enfrenta cada año el servicio de atención socioeducativa y psicosocial que ofrece el Ayuntamiento de Basauri, gobernado por PNV y PSE. Este recurso municipal atendió a través de estas dos áreas a 602 familias del municipio que presentaban problemas de conflictividad en el ámbito doméstico detectados por los centros escolares.

Los equipos de atención evalúan cada caso y determinan si deben derivarlo a un servicio u otro en función de las circunstancias que rodean cada caso. En lo que respecta a la intervención socioeducativa, las técnicas municipales ahondan en los antecedentes y la situación actual de cada familia con el objetivo de identificar las causas que generan la desprotección infantil.

Una vez detectados los principales problemas, se ofrecen recursos para mejorar la convivencia, las habilidades para el cuidado de los miembros de las familias y facilitar su autonomía. Para ello, «se realizan entrevistas, así como acompañamientos, intervenciones con nuevas tecnologías y actividades dinámicas en grupo», explican fuentes en el Consistorio.

Los procedimientos personalizados han permitido atender a 394 basauritarras, la mayoría pertenecientes a familias monoparentales. La cifra de mujeres que se han acercado al recurso duplica a la de los hombres en los tramos de edad a partir de los 25 años, excepto entre los 35-40 y 45-55 años, donde se equilibra. Los profesionales explican que esta mayoría femenina responde a que los cuidados continúan recayendo más en ellas.

Por su parte, la atención psicosocial incoó 71 expedientes para trabajar con 208 basauritarras; 120 adultos y 88 menores de 19 años, aunque el grueso de usuarios se encontraba entre los 5 y los 14 años. Lo que más encontraron las técnicas del servicio fueron unidades convivenciales con dificultades para la crianza de los más pequeños, «asociadas a situaciones de separación y divorcio especialmente problemáticas».

Junto a este problema también identificaron otros comunes como las limitaciones emocionales, cognitivas y relacionales que presentaban los progenitores, problemas de autoestima y en la toma de decisiones. En estos casos se trabaja «desde la prevención y detección de factores de riesgo» para promover el desarrollo de las habilidades personales para potenciar la independencia y una interacción adecuada con el entorno, por lo que las profesionales inculcan cambios de hábitos, conductas o percepciones nocivos entre los miembros de las familias.

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