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La Diputación instala tres semáforos en Arrankudiaga

Al disponer únicamente de un paso subterráneo para cruzar la carretera BI-625, los vecinos atravesaban de un lado a otro de la localidad por la calzada

LEIRE PÉREZ

Martes, 4 de abril 2017, 00:09

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Los habitantes de Arrankudiaga pueden desde ayer cruzar la BI-625 con seguridad. Después de años de reivindicaciones tanto vecinales como del Ayuntamiento, la Diputación ha instalado tres zonas de semáforos, dos de ellas para peatones, que conectan las dos márgenes de un municipio atravesado por una vía foral con un elevado tráfico de vehículos pesados. Y es que, hasta ahora, la localidad no disponía ni siquiera de un paso de cebra. La alcaldesa, Itziar Duoandikoetxea, se reunió hace tres años con la entidad foral para transmitir la necesidad de actuar en la zona, en la que el último atropello de gravedad se produjo en el verano de 2013.

La primera de las señales lumínicas está justo a la entrada del municipio llegando desde Llodio. Su objetivo no son los peatones, sino advertir a los conductores antes de acceder a la localidad de la existencia de los otros dos semáforos para que vayan aminorando la velocidad en un punto en el que los vecinos han denunciado en reiteradas ocasiones que se circula demasiado rápido.

La siguiente instalación está a apenas unos metros, a la altura del Consistorio. A pesar de que en este punto existen pocas viviendas, los mandatarios solicitaron la colocación de este sistema al carecer de una acera que conecte el Ayuntamiento con el centro del pueblo, una circunstancia que obliga a los habitantes que necesitan acudir a realizar cualquier trámite al edificio consistorial a tener que transitar por la acera de enfrente y, allí, cruzar la calzada en las inmediaciones de una curva con «poca visibilidad» y sin ningún tipo de señal.

El último semáforo está operativo en el centro del pueblo y servirá para acercar los barrios de Uribarri e Iberlanda con Elexalde y Garondo. Este poste servirá de alternativa al paso subterráneo, una solución que se adoptó hace décadas para que los vecinos pudiesen salvar la carretera. Sin embargo, nunca ha sido de su agrado, sobre todo en el caso de las mujeres. Incluso la propia alcaldesa, a la hora de reclamar las señales, apuntó que el uso del itinerario soterrado era «escaso», sobre todo en «horario nocturno», porque a las vecinas les da «miedo» entrar en esta estructura aunque Arrankudiaga sea un municipio tranquilo.

Concentración de accidentes

Ayer, los técnicos ultimaron la conexión eléctrica y, al mediodía, los dispostivios ya funcionaban correctamente. Aunque ha sido la Diputación la encargada de correr con los gastos, el Ayuntamiento ha sufragado la obra civil, una actuación que ha costado en torno a 19.000 euros y que se ha centrado en adaptar las aceras. Duoandikoetxea agradeció ayer una intervención que, en todo caso, el Departamento Transportes denegó hace dos años.

Los responsables forales entendieron en ese momento que actuar en el municipio, considerado por el Plan Vasco de Carreteras de 2008 como un «tramo de concentración de accidentes», podía generar «riesgo» para los viandantes, ya que los pasos de cebra «no cumplirían las condiciones técnicas suficientes para poder ser autorizados» por la «falta visibilidad».

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