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El Nazareno sale del templo. Pankra Nieto

El Nazareno pone en pie San Francisco y Cortes

Entre saetas y quejíos ·

Miles de bilbaínos y turistas siguieron el paso del Nazareno con gran devoción por los barrios altos de la villa

Lunes, 3 de abril 2023

Esta vez ni cayó ni amenazó una sola gota de agua, como ha sucedido en numerosas ocasiones. Tampoco se vieron tantos mantones de Manila y ... mantillas sobre balcones y ventanas como antaño. Más bien pocos. Hay tradiciones que empiezan a peligrar, a juicio de muchos vecinos de Cortes, porque la gente, «por desgracia, se va muriendo y el barrio se va llenando de gentes de otras nacionalidades».

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Pero, ¡ay!, en cuanto apareció el Nazareno. Se hizo de rogar. Tardó más que nunca en salir de la Quinta Parroquia. Lo hizo pasadas las nueve de la noche, con más de media hora de retraso, con las farolas iluminando ya el cielo bilbaíno y con un impresionante gentío que abarrotaba Hurtado de Amézaga y la plaza Zabalburu.

Era imposible hacerse un hueco entre las apretadas aceras. Estaba todo invadido. Se sucedieron escenas angustiosas entre parte del público por falta de espacio. La gente se apretujaba como podía. Muchas personas aguantaron, sin rechistar, la salida durante casi tres horas. «La devoción sigue intacta», confesó Elisa Fernández, una bilbaína afincada en Madrid, presente junto a su madre. Y mereció la pena. Bien que lo sabe Margarita Onieva, una octogenaria que sufrió un desvanecimiento que obligó a una ambulancia a acceder, en medio de grandes dificultades, en el recinto procesional y sortear a pasos y cofrades. Onieva recobró el aire y tomó algo de color a la salida de 'el Melenas'. Por algo sigue siendo, sin duda, la procesión más sentida.

La muchedumbre dedicó entonces la primera de las grandes salvas de aplausos que recogió la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazarero, que lleva con orgullo el privilegio de organizar la procesión más popular de cuantas pueblan el calendario de una Semana Santa bilbaína que tiene todas las trazas de recibir bien pronto la categoría de Bien de Interés Cultural.

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Las saetas, seña de identidad de la procesión. Pankra Nieto

«Que nunca se pierda esto»

Igual que hace tres años el itinerario ya no concluye en la Quinta Parroquia. Lo hace muchos metros más adelante, en la Plaza del Corazón de María, con un encuentro de la imagen de María Magdalena, Nuestra Señora de Ramos y del Rosario, de la cofradía de la Pasión, y, por supuesto, del Nazareno, al que volvieron a acompañar más de 800 cofrades por los barrios altos de la capital vizcaína. Pasó muy lentamente, para que se le viera y tocara, por Cortes, San Francisco, Cantalojas, Conde Mirasol... «¡Que me ha rozado el pelo!», aseguró la baracaldesa Gorane Llorente.

Pero el público más avispado, que se las sabe todas -esta procesión se celebró por primera vez en 1948-, pilló hueco en el sitio estratégico donde todo el mundo quiere estar y donde se asiste a un concierto de quejíos y saetas. Y donde todos los años, igual que ayer, termina sucediéndose una lluvia de flores.

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Es en la acera que ocupaba el antiguo Marilyn, un clásico entre los clubes de citas de la zona, y enfrente de El Edén, que aún sigue trabajando. Dentro había varias chicas a las que les pudo la emoción. «¿Por qué nos gusta tanto? Nuestro Nazareno es bonito, elegante y precioso», explicaba la dominicana Rosa Viola. «Esto forma parte de la cultura de Bilbao y nunca se debería de perder». subrayó. María Clara Pagoa, con un kalimotxo en sus manos, tampoco se quedó atrás: «De verdad, lo siento. Es como si lo viviera en carne propia. Es una de las cosas más emocionantes que me ha pasado en la vida. Lo siento tan familiar...», desgranaba mientras se oían saetas y coplas desde el balcón de arriba, que volvió a ser objeto de cientos de selfies. «Yo soy de Sevilla, que ya es decir en estas fechas, y en mi tierra la Semana Santa es mucho más llamativa, pero esto no hay que perdérselo por nada del mundo», reconocía Víctor Martínez.

«Qué emoción, de verdad. Lo he vivido en carne propia», decía una chica de 'El Edén'

«Ni lloviendo dejé de venir»

Ni recuerda las veces que la ha visto ya, pero Magdalena Novo tampoco se la perdió ayer. «Ni cuando ha llovido he dejado de acudir», recordaba Magdalena Novo, junto a su hija. «Hay que darle la satisfacción a la 'señora' y por eso también estoy enfrente de El Edén. Las saetas tienen magia y a ella le encantan», convino el abulense afincado en Barakaldo Antonio Jiménez.

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Esta vez no las interpretó en euskera el reconocido cantaor bilbaíno Juanjo Navas, pero dio igual. A todos le supieron a gloria. «Siempre he tenido en mente acercarme y, por fin, lo he conseguido», se felicitó Alfonso Álvarez, de Arrigorriaga, mientras

Jesús el Nazareno apasionaba en La Palanca, muy cerca ya de la plaza Corazón de María, donde le agasajaron con una lluvia de claveles.

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