La Naja, un aparcamiento muy particular
Los vistosos soportales que acogieron durante años el popular rastro de Bilbao son de propiedad privada y hoy se utilizan como garajes y trasteros
Acogieron durante años el rastro de Bilbao y eran uno de los accesos a la estación del tren de Renfe a Santurtzi. Después, cuando el ... mercadillo fue trasladado y se clausuró la parada ferroviaria, se convirtieron en refugio de personas sin hogar y de toxicómanos. Pero desde hace veinte años los soportales de la Naja, que conforman una de las postales más llamativas de la villa, están cerrados al paso del público. Son de propiedad privada, pertenecen a las comunidades de propietarios de los edificios que se abren encima, cuyos portales se abren a la calle Bailén y que las utilizan como garajes y trasteros.
Esta vía particular cubierta por soportales ofrece una imagen muy atractiva, casi monumental, que llama la atención desde el puente del Arenal, el Arriaga o la calle de La Ribera, como parte de la fachada multicolor que comparten varios edificios con el rascacielos de Bailén en cabeza. Los bilbaínos saben que no es transitable, pero basta situarse unos minutos en el acceso desde el Muelle de la Siervas de Jesús para comprobar cómo los visitantes foráneos se acercan con curiosidad para ver si pueden recorrer esta atractiva galería, en cuyo interior se observa siempre la presencia de varios vehículos aparcados. Llegó a ser escenario de una trepidante persecución automovilística en el largometraje 'Cómo levantar 1.000 kilos' (1991), de Antonio Hernández, protagonizado por Ana Duato y Charo López.
Hasta que fue cerrada, la galería se convirtió en refugio de personas sin hogar y toxicómanos
Pero los visitantes curiosos se encuentran con el acceso al parking La Naja y del hotel Takyo, y después, con una verja cerrada. En el otro extremo, el más próximo a la estación, se encuentra La Morada, un local utilizado para diversos usos por el partido Elkarrekin Podemos. La cancela que impide el paso desde el lado de La Merced se instaló, «tras desalojar de noche a los toxicómanos», el 30 de noviembre de 1999, al igual que el cierre por el lado de la estación. Así se puso fin al uso público de un espacio que ahora es privado.
Antes, la galería fue la sede de un mercadillo que llegó a acoger cada domingo a más de 300 puestos de venta, algunos instalados en la misma plataforma sobre la ría de la estación de tren. En junio de 1989 aquel mercadillo fue trasladado a Uribitarte. En cuanto a la estación, se cerró el 3 de marzo de 1999. Los soportales se convirtieron en refugio de toxicómanos y personas sin hogar. Abundaron las noticias de incidentes y hasta alguna muerte por sobredosis, que llevaron a decidir su cierre hace ahora 20 años.
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