Una mujer de 90 años espera doce horas por una ambulancia tras recibir el alta

El día 7, sábado, al ver que la evolución había sido favorable, los traumatólogos le dieron el alta. Eran las diez de la mañana. Treinta minutos después una enfermera acudió a la habitación donde estaba en el pabellón Gandarias para avisar a sus familiares de que habían solicitado ya la ambulancia para trasladar a la paciente hasta su vivienda. Su estado requería que fuese llevada tumbada en camilla. Hasta ahí todo perfecto. «La atención fue excelente», recuerda su hija, Ana Fínez. Pero a partir de entonces la cosa se comenzó a complicar.

Pasaba el tiempo y la ambulancia no llegaba. El personal de enfermería llamó de nuevo sin éxito a la centralita donde se encuentra la coordinación del servicio de transporte sanitario no urgente. «Les dijeron que tenían mucho trabajo y que no daban abasto. Nos facilitaron el teléfono y nos recomendaron que llamásemos nosotros cada hora», recuerda Ana. Así lo hizo, pero nada. «Nos decían que tenían mucho trabajo porque ese sábado se habían dado muchas altas, que nuestro caso no era prioritario y que había que esperar», repasa.

Así hasta que a las 22 horas, por fin, la respuesta fue otra. «Debió haber un cambio de turno, porque la señorita que cogió el teléfono me dijo que ella misma iba a dar instrucciones para que trasladasen a mi madre lo antes posible», detalla Ana. Para entonces Baltasara había comido, merendado, cenado y ya se disponía a pasar otra noche más en la habitación que ocupaba en Basurto.

A las 22.45, doce horas después de que fuese solicitada por primera vez, apareció una ambulancia para trasladar a esta señora a su casa. Bueno, en realidad, recuerda Ana, «llegaron dos con unos minutos de diferencia» para recoger a la misma paciente.

Para la familia de Baltasara es «una injusticia» lo que le sucedió a su madre. «No se debería tener a una mujer de 90 años esperando todo el día por una ambulancia. Es vergonzoso y creo que Osakidetza tendría que tomar medidas», sostiene la hija de la afectada. La familia ha presentado una queja ante la Delegación Territorial de Salud en Bizkaia.

En el Departamento de Salud, por su parte, tienen constancia de que en las últimas semanas se ha producido «algún caso» de retrasos excesivos en el trasladado de pacientes por parte del servicio de transporte sanitario no urgente, pero destacan fuentes de la consejería que se tratan de episodios «puntuales». Salud ha adjudicado de forma reciente el servicio de ambulancias en Bizkaia a la unión de empresas formada por Sanir (detrás de la que están las asturianas Alsa y Transinsa) y ambulancias Baztán Bidasoa. Lo ha hecho tras resolver el contrato anterior que tenía suscrito con la compañía catalana La Pau, después de registrarse numerosas deficiencias en el servicio durante el último año.

El sindicato UGT indica que, aunque las nuevas empresas sí abonan las nóminas a la plantilla en las fechas previstas, el servicio de ambulancias que se da a la ciudadanía «por el momento es muy similar» al de la etapa anterior. «Si la organización que se hace de esta labor no cambia es difícil que los resultados sean otros. Dicen que van a contratar gente y crear un equipo específico para mejorar el transporte no urgente, pero es algo que aún está pendiente», señala Lucio Conde, responsable del transporte sanitario en UGT.

Salud recalca que las compañías que han tomado el relevo en las ambulancias «están dimensionando y analizando los recursos humanos» necesarios para ajustarlos a las necesidades del servicio «y dar una mejor respuesta a la demanda». El departamento pide un poco de paciencia con las nuevas empresas «que solo llevan un mes» en Bizkaia para darles tiempo a asentarse y aplicar los cambios que tienen previsto en aras de mejorar el servicio de transporte sanitario que se presta a la población.