Txistorra a la neoyorquina
Más de un millar de vips de todo el mundo se lo pasan en grande en la fiesta de la MTV
La leyenda cuenta que Bianca Jagger, la que fuera mujer de Mick Jagger, llegó a entrar una noche en la mítica discoteca neoyorquina Studio 54 ... en un caballo blanco. En el club más famoso del mundo se daban cita Andy Warhol, Truman Capote, Salvador Dalí, Calvin Klein, Yves Saint Laurent, Liza Minnelli... Fue durante muchos años la sala a la que había que ir para ser visto. En la discoteca que la MTV reprodujo en el pabellón 2 del BEC nadie entró en un caballo blanco. Pero caballo hubo. De color carmesí y bien grande. Y a la vista de todo el mundo. Espectacular, colgaba del techo y la gente no hacía más que mirarle en una noche trepidante.
Caballo, insistimos, hubo, pero no demasiado famoseo. Las estrellas que iluminaron la gala de la cadena audiovisual hicieron mutis por el foro. O como sostiene la organización, se fueron de «fiestas privadas o a coger su jet que les esperaba». O a un reservado al que solo se accedía con una pulsera naranja. Porque en la categoría de vips, los hay vips y muy vips. Y sin pulsera naranja, uno se quedaba en el nivel raso de vip, sin más, que, visto lo visto, no es que esté mal, sino bien, muy bien.
Quizá no hubo famosos, entendámonos, del nivel que uno espera encontrar después de ver actuar a Janet Jackson, Dua Lipa, Camila Cabello, Jason Derulo, David Guetta, Sofía Reyes, Helsey, Hailee Steinfeld -la espectacular presentadora-... Por no estar ni se vio tampoco a nuestro 'top' tan internacional Kortajarena. Los camareros, que de esto saben un rato, porque es el personal más demandado en las fiestas privadas, porque se priva gratis total, cuentan que vieron a Nicki Minaj. Los que allí estuvimos tampoco reparamos en ella. Y eso es difícil. Pero uno de los barman insistía en que una mujer así es difícil que pase desapercibida y que sí, que se acercó a la barra. Y claro que lo es. Lo que el bartender soltó de la rapera de Trinidad y Tobago es difícil de imaginar. Pero mejor no reproducirlo, aunque la clavó.
En el reino de Dulceida
Así que a falta de celebrities, la 'party' comenzó con esas 'influencers' a las que 'los y las' adolescentes idolatran hasta extremos insospechables. Y llegado a este punto, sí que no nos podemos quejar, porque estuvo la reina de las reinas nacionales: Dulceida. Aida Domènech apareció con su chica, Alba. Deslumbraron. Dulceida, con su empatía y vestido de paillettes, y Alba, a juego, con un traje pantalón chaqueta también de aires metálicos. Bailar no es que bailaran mucho. Pero lo suficiente para eclipsar a la bloguera y youtuber vizcaína Raquel Yañez, conocida como Raquelreitx en las redes. Se movían lentamente, como si la fiesta no fuera con ellas. Igual que Abraham, el joven que ganó una edición de 'Supervivientes' y que se dio a conocer antes en 'Gandía Shore', de la MTV, y Paula Gonu, la otra gran 'influencer' española, que se ganó a una muchedumbre elitista que con las cosas del comer se comporta como todo el mundo.
Hincó el diente a todo lo que le pusieron en bandeja. Al principio, pasó lo que sucede en todas las fiestas. Los camareros tuvieron que regatear y sostener a duras penas las bandejas porque había mucha hambre. Daba igual qué meterse a la boca. Bocaditos de sushi, pimientos rellenos o la autóctona txistorra. Envuelta en aires neoyorquinos, era un espectáculo ver a miles de personas llegadas de todo el mundo detrás de este manjar e inundando la pista de grasilla. Entre los focos y el humo que llenaban la disco, era difícil clavar el palillo. Por momentos aquello parecía un txoko.
Hasta que la noche empezó a subir de volumen y los bailarines y transformistas empezaron a calentarla de lo lindo. Aquello, de repente, se convirtió en mucho más 'cool'. Todo espacio, por pequeño que fuese, valía para dejarse ver y atraer la atención. Hubo quienes subieron a las barras. Otros se tiraron por los suelos. La Studio 54 del BEC recuperó aires de break dance. Sucedió que la gente fue contagiándose. Para entonces, la txistorra dio paso a los pastelitos y a los 'gin-tonic'. Tanto entusiasmo puso el personal vip que la barra principal por momentos se quedó sin tónica y saltaron todas las alarmas. Se formaron colas grandes, mientras sonaba a todo volumen 'Dirrty', de Christina Aguilera; 'Bodak Yellow', de la rapera Cardi B; 'I love it', el último pelotazo de Kanye West; o el 'Blame it on the boggie', de los Jackson. Música negra para una noche que fue cerrándose como se abrió; al paso de procesiones de antorchas y con el chándal anunciando su regreso a las pistas. Y esto ya no es una visión particular de este periodista, sino de los 'influencers' que claman por su regreso rodeados de vips.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión