Un modelo que se instauró en Euskadi para casos de terrorismo

Lasa explicó tiempo después que aceptó aquella invitación, gestionada a través del Gobierno vasco, con la convicción de que contribuía a mejorar la convivencia pero que, con el tiempo, descubrió que aquellas reuniones le habían quitado un peso de encima. Se confesaba agnóstica, no quería que le pidieran perdón. Pero le ayudó conocer detalles como que Carrasco apenas conocía a su víctima, político del PSE y entonces gobernador civil de Gipuzkoa.

La mayoría de los encuentros fueron positivos, pero hubo también experiencias poco satisfactorias. Por ejemplo, la entrevista en 2012 entre Consuelo Ordóñez y Valentín Lasarte, el miembro de ETA que asesinó a su hermano Gregorio. «Me pidió perdón y le dije que quien podía concedérselo ya no estaba pero quise ver si su petición era verdadera y no lo era. Le hice 40 preguntas que ayudarían a aclarar aquel crimen y otros. No contestó a ninguna», lamentó Ordóñez.

Aunque las primeras experiencias de justicia restaurativa se remontan a finales de los 70 en Canadá, su aterrizaje en Euskadi coincidió con el tramo final del terrorismo. Bilbao celebró en 2010 un foro internacional y San Sebastián acogió en 2016 el primer congreso Europeo 'Justicia Restaurativa y Terapéutica: hacia innovadores modelos de justicia', que reunió a 300 especialistas. En 2018 se creó un servicio de justicia restaurativa propio que ahora quiere impulsar el Gobierno vasco.