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«Vete preparándote, Miriam. Los órganos están en buen estado y pronto entrarás en quirófano». Esa frase marcó un antes y un después en la ... vida de Miriam García, vizcaína de 33 años. Ese momento, que vivió con nervios y rodeada de su familia, quedará grabado en su memoria, porque a partir de ahí su vida «cambió por completo».
A esta joven le diagnosticaron diabetes cuando tenía 12. «La adolescencia fue muy dura, porque no se supera tan fácilmente». Debido a una complicación, en el 2023 descubrieron que tenía una enfermedad renal, y tan solo un año más tarde entró en diálisis. «Fue un varapalo para mí. Estar enganchada a una máquina durante cuatro horas tres veces al día fue muy duro, y para una persona joven mucho más, porque ves que el resto tiene una vitalidad increíble y tú te vas apagando poco a poco», se sincera.
A pesar de la mala noticia, un mes y medio más tarde se abrió una puerta a la esperanza. «Recibí una llamada y dijeron que tenían unos órganos compatibles conmigo y que podían realizar el trasplante. Desde diciembre de 2024 estoy trasplantada de páncreas y riñón. Ahora mismo no soy diabética y estoy feliz con esta segunda oportunidad», celebra.
Miriam ha compartido su historia con motivo de la celebración del Día Nacional del Donante. ALCER, la Asociación de Enfermos Renales de Bizkaia, ha organizado un acto este miércoles en la plaza Indautxu de Bilbao para visibilizar y poner en valor la donación y los trasplantes de órganos. Belén Herrera, presidenta de la entidad, ha explicado que «Euskadi ha mantenido una tasa de más de 50 donantes por millón de población, el objetivo fijado actualmente a nivel nacional», por lo que la comunidad autónoma se sitúa «como referente en donación y trasplantes».
Durante el 2024 la edad media de los donantes en Euskadi fue de 59 años. La causa principal del fallecimiento resultó un accidente cardiovascular (48%), mientras que las muertes por traumatismo craneoencefálico derivadas de accidentes de tráfico representaron solo un 2,7%. Este año, además, el Hospital Universitario de Cruces ha registrado el trasplante renal número 5.000 desde que se inició en el programa en 1979, «un hito especialmente destacado».
Para celebrar el Día Nacional del Donante, ALCER Bizkaia ha organizado una serie de actividades con el objetivo de informar, sensibilizar y rendir homenaje «a quienes han hecho posible la vida a través de la donación». Durante la jornada se llevará a cabo una mesa informativa sobre la Enfermedad Renal Crónica y la importancia de la donación y también habrá un pintacaras para los más pequeños.
«Los datos reafirman el compromiso de la ciudadanía vasca con la solidaridad y la salud pública. Gracias a una red sanitaria consolidada, al esfuerzo de los profesionales y al gesto altruista de las familias donantes, Euskadi sigue siendo ejemplo de un modelo que salva vidas cada día», ha subrayado Belén Herrera.
Para finalizar el acto, Miriam García ha leído un manifiesto en el que ha agradecido a los donantes y a las familias «su generosidad y altruismo». «Recuerdo perfectamente ese día, con un montón de nervios en el corazón, rodeada de mi familia en el hospital. La espera fue larga y llena de incertidumbre. Finalmente, a las dos y media de la madrugada, recibí la noticia que tanto esperaba. 'Vete preparándote, Miriam. Los órganos están en buen estado y pronto entrarás en qurófano'». Ese instante, incide, quedó grabado en su memoria. «Fue ahí, desde ese momento, cuando mi vida cambió por completo. Por ello, quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer profundamente a quienes hicieron posible este milagro».
A lo largo de estos meses, la vizcaína ha experimentado «una transformación, tanto física como emocional», pero la esperanza le ha dado fuerzas para salir adelante. «Las enfermedades que padecía parecían insuperables, pero gracias a la donación, hoy puedo decir que tengo una nueva oportunidad para vivir, para amar, para reír y para seguir luchando por mis sueños».
Por último, ha puesto el foco en la importancia de promover «esta causa tan noble y necesaria». «Este proceso me ha enseñado la importancia de la solidaridad, de la empatía y del valor de la vida. Me ha hecho entender que cada acto de bondad, por pequeño que parezca, puede marcar una diferencia enorme en la vida de alguien más.
«Mi historia no sólo es un testimonio de esperanza, sino también un recordatorio de que juntos podemos hacer una diferencia. Llevo en mi corazón la gratitud más profunda hacia todos los que han hecho posible que hoy esté aquí, viva y con ganas de seguir luchando», ha concluido.
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