2 millones en donativos para una entidad con unas cuentas que son «un enigma»
Tras la querella presentada para que se investiguen las irregularidades que apuntan sobre todo hacia su expresidente Fernando Izaguirre, cabe preguntarse cuánto dinero mueve o ... factura la DYA al año. Las cuentas de la entidad son «un enigma», según aseguran varios socios consultados por este diario. Nunca se han depositado en el Registro Mercantil (no tienen la obligación al no ser una empresa, aunque podrían haberlo hecho en un ejercicio de transparencia). Los estatutos establecen que deben ser puestas en conocimiento de la asamblea general, donde tienen voz y voto 117 socios numerarios (a fecha septiembre de 2021). Pero las fuentes consultadas aseguran que «nunca se han repartido» en este foro y que «siempre se ha pasado de puntillas sobre el tema».
Al ser una entidad de interés público, la DYA sí tiene la obligación de depositar sus balances en el Gobierno vasco. EL CORREO solicitó el martes esta documentación pero no ha obtenido respuesta por ahora. Tampoco hay rastro de los presupuestos en la revista que reciben los socios. Las fuentes consultadas solo recuerdan un cuadro en el que se ve cómo se distribuyen porcentualmente los gastos (administración, estructura, acciones solidarias...) pero no se desvela, en ningún caso, el montante total.
Sí se saben algunos datos de los ingresos que maneja la entidad por las declaraciones que han hecho sus directivos en los últimos años. Se conoce, por ejemplo, que, entre 2006 y 2013, cuando la DYA mantuvo convenios con el Gobierno vasco para gestionar la Red de Transporte Sanitario Urgente percibió entre 2 y 2,4 millones de euros al año. Fue entonces cuando llegó a tener más de 75 empleados.
EL CORREO también ha podido saber que el volumen de donativos ha crecido con la crisis del Covid-19 y que se perciben unos 2 millones al año en aportaciones y herencias. En 2020, por ejemplo, la DYA compró una ambulancia gracias al dinero que legó la bilbaína Macarena Botija. Otras fuentes de financiación son los servicios preventivos, las loterías, los actos solidarios, los patrocinios, los cursos de formación (es colaborador de Lanbide), la subvención de proyectos, ayudas directas nominativas y los convenios con ayuntamientos como Santurtzi, Orduña o Getxo, donde destaca un contrato adjudicado sin competencia por 14.999,99 euros (con un céntimo más tendría que haberse celebrado un concurso público).
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