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Antes de exhalar su último suspiro, el maestro susurró a los ertzainas que una pareja le había robado. Luis Calabor

El preso y la prostituta que mataron a un maestro en San Francisco

Una pareja, que se había conocido en la cárcel, planeó robar al primer cliente de ella en el barrio bilbaíno y él terminó matándolo un 15 de julio de 2001

Miércoles, 24 de octubre 2018

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Un vecino la escuchó anunciar: «a éste le voy a dar el palo». Ana Isabel era una prostituta de 39 años que hacía la calle en el barrio de San Francisco. El cliente, funcionario del Departamento de Educación de 51 años, acababa de aparcar su coche a las cinco y media de la madrugada del 15 de julio de 2001 en el barrio de San Francisco. Buscaba un poco de calor humano y encontró el frío filo de un cuchillo. La mujer estaba compinchada con 'Larri', un preso que se había fugado de la cárcel de Nanclares de la Oca donde cumplía condena por asesinato frustrado. Ambos se habían conocido en prisión. Ella también tenía antecedentes penales por robo con intimidación.

Cuando la mujer simulaba que abría la puerta del portal de su supuesto domicilio, en la plaza Corazón de María, donde había acordado mantener «un magreo en un rincón oscuro» con el hombre a cambio de dinero, 'Larri' abordó por detrás al profesor con el fin de arrebatarle la riñonera, pero éste se resistió e iniciaron un forcejeo. 'Larri' le hundió un cuchillo de cocina de 30 centímetros de hoja que llevaba entre la ropa en un costado. La víctima se tambaleó hasta que cayó desplomada sobre la acera, donde los sanitarios de una ambulancia intentaron sin éxito reanimarle. Antes de exhalar su último suspiro, el maestro susurró a los ertzainas que una pareja le había robado.

Un culebrón de televisión

Ana Isabel y 'Larri' habían huido dejándole moribundo y se deshicieron del arma homicida arrojándola a la ría. Durante el juicio, el acusado se declaró «culpable», pero advirtió que «no voy a declarar porque esto no es un culebrón de televisión. Me conformaré con la pena que me pongan». Su cómplice, sin embargo, negó que hubieran acordado el robo y afirmó que su expareja apareció de repente «con la cara desencajada y se abalanzó sobre el señor». «Me enteré de que le había apuñalado cuando le vi limpiar la sangre». Un testigo aseguró que vio al homicida frotar el filo del cuchillo contra la pared.

Año y medio después de los hechos, en enero de 2003, la Sección Segunda de la Audiencia vizcaína les consideró coautores del crimen y de un robo con violencia en grado de tentativa y fueron condenados él a 17 años de cárcel al estimar las agravantes de reincidencia y abuso de superioridad, y ella, a 12 años y siete meses de prisión.

«Un ertzaina me miró y con la mirada me lo dijo todo»

Luis Calabor.

Había sido una noche complicada, peleas y robos en Bilbao. Era tarde y me iba para casa. De pronto, dos ambulancias en emergencia se me cruzan por Zabalburu. Doy la vuelta y las sigo hasta llegar a San Francisco. Una persona está en el suelo atendida por dos agentes de la Ertzaintza. Uno de ellos me mira y con la mirada me lo dice todo. Los sanitarios de la DYA y de la UVI de Osakidetza se ponen a trabajar e intentan estabilizar al herido. Pasan 40 minutos y no lo consiguen. Han llegado más patrullas que acordonan la zona y empiezan a mirar en los contenedores de basura a ver si encuentran el arma homicida. Me voy a la cama con una mala sensación.

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