Medio centenar de árboles estrenan el corredor verde de María Díaz de Haro
Culmina la primera fasede la transformación de una calle que quiere convertirse en la conexión natural entre Doña Casilda y el parque de Amézola
Hace dos años, en marzo de 2021, se presentó la transformación de María Díaz de Haro, que se quería convertir en un corredor verde. Era ... un proyecto ambicioso y en las recreaciones aparecían masas frondosas para tomar el relevo al asfalto. Un cambio radical. ¿Ha sido para tanto? Los frutos ya están a la vista en el tramo entre General Eguía y Simón Bolívar, el primero en ser culminado. Hay medio centenar de árboles en este segmento de 180 metros de longitud y 22 de anchura. Son tilos plateados, encinas y arces (de las variedades freeman y red shine).
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A primera vista el resultado no se parece mucho a aquellas exuberancias prometidas. «Hay que darles tiempo para que crezcan», analizan Ibone Ametzaga y Beatriz Fernández de Manuel desde la Cátedra Unesco de Desarrollo Sostenible de la UPV/EHU. Lo primero que hacen estas biólogas es felicitarse por que Bilbao esté avanzando en esa dirección, la renaturalización de espacios urbanos. Y, lo segundo, pedir paciencia. «Los árboles hay que plantarlos pequeños» porque si se debuta con ejemplares de gran tamaño pero con raíces modestas es fácil que no prosperen. Es decir, deben crecer de manera equilibrada en la superficie y bajo ella.
Expertas dicen que hace falta tiempo para que los ejemplares crezcan, pero desearían más variedad
Así que la cuestión es ir analizando cómo se van comportando con el tiempo, «si las copas se desarrollan de forma frondosa, si se quedan delgaditos, si tienen suelo suficiente...». En esto se han fijado en el Ayuntamiento de Bilbao a la hora de elegir las especies. Así, los tilos no son los ordinarios, los que están en otras calles de la ciudad, sino de una variedad de menor crecimiento. También se ha apostado por encinas que, aunque poco utilizadas, casan bien con el entorno urbano. Los arces, por su parte, también cuentan con copas «estrechas y compactas».
Mejor que el Canal de Deusto
Habrá que esperar unos años para ver como queda el entorno. «Igual no ha habido mucha ambición a la hora de apostar por múltiples especies, quizá podría haber habido más variedad», analizan las expertas. Pero ven más cosas positivas que negativas teniendo en cuenta ciertos precedentes. Se refieren a la urbanización de la margen derecha del Canal de Deusto, donde «no se ha apostado en absoluto por el arbolado y es una zona donde podría aportar muchísimos beneficios». ¿No se debería haber tirado más de especies autóctonas? No ven problema siempre que las que se han elegido «esté acreditado que se adaptan al clima y no tienen potencial invasor».
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Hay otra clave fundamental que es dar continuidad a ese corredor verde. La parte que se une a Autonomía sigue en obras, que se concluirán previsiblemente en un par de meses. Luego llegará la segunda fase de la intervención: el resto de la calle hasta Gran Vía. Ahí habrá conexión con el parque de Doña Casilda. Y, en el otro extremo, el plan es actuar en Autonomía y en La Casilla para que la mancha verde se prolongue hasta el parque de Amézola. Semejante continuidad facilita el tránsito de especies y es una medicina contra las islas de calor, esas zonas urbanas donde asfalto y hormigón hacen que las temperaturas se disparen en jornadas tórridas. Esas jornadas que cada vez serán más frecuentes como consecuencia del cambio climático.
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