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¿Suicidio o ajuste de cuentas? ¿Arrepentimiento o asesinato? La aparición de un cadáver en el barrio de San Vicente, en Barakaldo, en 1973, colgado en un caserío, dejó helado a todos. Una historia ficticia con la que arranca la segunda novela del escritor Jaime Zalduegui, '1958', ambientada como su primera obra, 'Margen Izquierda. Matar sin sentido', en la localidad fabril donde nació y en todo su entorno, y que recuerda la oscuridad y los intereses ocultos que salpicaron toda la época del franquismo.
Una trama que gira alrededor de esa muerte, la de Fermín Azurmendi, un hombre con un turbio pasado cuyo cuerpo, bien vestido, estaba acompañado por una curiosa nota, con el número 1958 (la fecha de nacimiento del autor). Esto desencadenará una inquietante investigación que hará revivir a muchos de los vecinos del fallecido tiempos en los que se sintieron perseguidos.
«La historia, aunque es inventada, está basada en relatos que hemos oído o leído, y que a mí me han contado mi aita y mi ama. Durante la Guerra Civil y en los años posteriores hubo gente que se aprovechó y quitó o usurpó caseríos y varias propiedades. En aquella época había gente que señalaba a otros, por temas políticos o por rencillas personales, con el fin de aprovecharse de la situación», ha relatado Zalduegui a este periódico. Para ello, dio continuidad a su primera novela, en la que otra muerte, la de Antxon Zamakona, en 1970, cuando acudía a su trabajo, puso sobre la mesa numerosas hipótesis. Los encargados de resolver este caso, los agentes Antonio Fernández y Juan Martínez, volverán a acudir a Barakaldo tres años después para esclarecer los hechos.
En su estreno como escritor, este vizcaíno se basó también en historias que escuchó en casa y en vivencias propias. «Yo he sido txistulari y me he movido en un entorno de grupos de danzas, muy euskaldun. En aquella época había una serie de gente incontrolada de la extrema derecha que se dedicaba a hacer barrabasadas por la noche, a meterse con colectivos nada afines a sus ideologías. En base a eso, y tras conocer a uno de ellos, di forma al primer libro», narra.
Tramas que ha ido creando en su cabeza y que ha situado en escenarios reales, en el Barakaldo de hace aproximadamente medio siglo. «El hombre que aparece ahorcado en San Vicente lo situé en un caserío que fue de mi tía. Estaba al poco de empezar la cuesta Eguskiaguirre. Me acuerdo de pequeño de ir allí a coger la leche». La investigación de los policías transporta también al lector a otros puntos del municipio y de las localidades cercanas, recabando pistas y transitando por lugares que han cambiado mucho y que solo forman ya parte del imaginario de quienes los conocieron así entonces. Todo ello con muchos cambios de guión, dando una gran importancia al diálogo. «No me gusta dar cosas por sentado y sí explicar el motivo por el que los personajes actúan de distinta manera».
Por ello, Zalduegui ha optado por la novela negra, un género que le «encanta» y que genera historias que «enganchan fuerte» desde el inicio. Este antiguo comercial de Telefónica se adentró en el mundo de la escritura en la pandemia, aprovechando el confinamiento, redescubriendo una de sus pasiones. «Siempre me ha gustado escribir cosas cortas y me lancé con un libro, terminándolo en dos meses y medio». Lo publicó en 2020 y vendió 300 ejemplares, «todos los que hice». Ahora, con '1958', acaba de lanzarse de nuevo al mercado. Lo ha hecho de la mano de la editorial Rubric, de Portugalete, despachando en unos días un centenar de libros de esta segunda obra, que se puede adquirir en la librería Universitaria de Bilbao, y en cuatro establecimientos de Barakaldo (librería Lara, Minerva, el Gnomo de Ameli y El rincón del papel).
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