Un sintecho agrede a un menor en Barakaldo

Hace varios meses que el pórtico de la iglesia de San Vicente, en Barakaldo, se había convertido en un refugio improvisado para tres personas sin hogar, una mujer y dos hombres, que pernoctaban allí para estar a salvo de las inclemencias meteorológicas. Una zona muy transitada de gente, próxima a un parque infantil, que ayer por la tarde fue desalojada y limpiada.

El detonante fue una agresión a un menor de 10 años, producida sobre las 18.00 horas por uno de estos sintecho, que provocó una actuación policial, en la que tomaron parte varias patrullas de agentes municipales y de la Ertzaintza. Según ha detallado el Ayuntamiento, la propia alcaldesa, Amaia del Campo, trasladó su apoyo a la familia del niño agredido e informó personalmente al párroco de la intervención policial.

Acto seguido una brigada municipal apareció en el lugar y procedió al desalojo, limpieza y desinfección completa del lugar donde estas personas almacenaban, además de colchones, numerosos enseres, tanto en el suelo como en uno de los bancos, junto a la entrada principal del templo. «Desde el Ayuntamiento condenamos firmemente este tipo de hechos, que no se pueden permitir bajo ningún concepto», han afirmado fuentes municipales en un breve comunicado en sus redes sociales.

Frente a un lateral de la iglesia es habitual ver todas las tardes a niños jugar al balón. Al parecer, según han apuntado varios vecinos, los hechos se desencadenaron por el balón con el que se divertían los menores, cerca de la zona de descanso de estas personas.

Su presencia ya había provocado las quejas de varios residentes en la zona. La cantidad de enseres y basura que almacenaban dificultaba el acceso a la puerta lateral de la iglesia, utilizada por personas con movilidad reducida debido a la existencia de una rampa. También habían transmitido su malestar a la parroquia por el «fuerte olor» que desprendía ese punto y por el hecho de que en numerosas ocasiones realizaban sus necesidades en las cercanías del templo, en una zona ajardinada delante de varios portales y negocios. «Es una pena verles en esa situación, pero es un foco de insalubridad total», repitieron a este periódico varios vecinos de San Vicente.

Vecinos de la zona señalaron asimismo que la mujer que pernoctaba en el pórtico había discutido en alguna ocasión con quienes se sentaban en los bancos cercanos a descansar, y que en varias ocasiones se había dedicado a romper los libros que desde hace años se comparten en el exterior del templo. Desde hace meses se encarga de esta labor de difusión cultural la encargada de una tienda de chucherías de la plaza, que vela por que no se deterioren los ejemplares. «No habían causado excesivos problemas, pero deben estar en otro lugar, atendidos», coincidieron en señalar propietarios de negocios cercanos.

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