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José Antonio García posa con su taxi. A. G.
«Al salir del coche el bebé ya había nacido y se le escuchaba llorar»

«Al salir del coche el bebé ya había nacido y se le escuchaba llorar»

José Antonio García, taxista de Portugalete, ha trasladado este viernes a una mujer que ha dado a luz en su vehículo

AZAHARA GARCÍA

Viernes, 25 de enero 2019

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A José Antonio García Lombera la distancia que separa Portugalete del Hospital de Cruces, en Barakaldo, se le hizo este vienes eterna. A sus 44 años, es taxista en la villa jarrillera desde que tenía 21, y por la mañana tuvo que realizar una carrera que jamás olvidará. El profesional se llevó un buen «susto», tal y como ha afirmado a este diario después de haber llevado a una mujer que ha dado a luz en el interior de su taxi.

Alrededor de las once de la mañana un hombre acudió a la parada de la calle General Castaños corriendo y visiblemente alterado. Era la pareja de la mujer gestante, de origen extranjero. Ella caminaba detrás, con gestos de dolor, junto a otro hijo de unos dos años. Antes de llegar, la pareja se topó con el taxista que venía al volante de su vehículo y se percató de que necesitaban ayuda. «Solo le he entendido al chico que decía que necesitaba ayuda para su hijo». La sorpresa llegó cuando este profesional de la carretera se dio cuenta de que el niño que necesitaba ser socorrido no era el menor de dos años que acompañaba a la mujer del cliente, sino el que venía en camino.

Una vez acomodada la familia en el coche, y a los pocos kilómetros de levantar la bandera, la mujer empezó a inclinarse y a gritar de dolor mientras su marido, «con la cara desencajada», afirma el conductor, no sabía qué hacer. José Antonio ha contado que él «les preguntaba cada cuanto tenía las contracciones, pero no hablaban bien el idioma y no me podían responder». Lo que sí pudo comprobar este taxista es que los alaridos de la mujer «se daban cada vez entre intervalos más cortos de tiempo y eso no era buena señal», asegura.

Ante el inminente alumbramiento, el taxista portugalujo condujo hasta el Hospital de Cruces lo más rápido que pudo. Como nunca. «Una vez allí, he salido del coche para ayudar a la mujer y he podido comprobar que el bebé ya había nacido y se le escuchaba llorar», relata aún temblando por el nerviosismo vivido este viernes. A partir de ese momento han sido los sanitarios de urgencias los que se han hecho cargo de la chica.

«Yo no me he parado a mirar si era niño o niña porque estaba tan impresionado que ni me he dado cuenta de preguntar», ha señalado el conductor, quien ha confesado que también ha temido por su propia seguridad dentro del taxi. Es la primera vez que le ocurre un episodio de este calibre. «Cuando he sido yo el que se ha sentido incómodo o incluso en peligro dentro del coche, he sabido manejar la situación, pero hoy no sabía qué hacer, solo pensaba en llegar al hospital cuanto antes», asegura.

Asientos mojados

Tras dejar a la madre en buenas manos, y una vez templada la tensión, José Antonio ha pasado el resto de la mañana del viernes «limpiando el coche con algunos productos que me han dado en el hospital y otros que he comprado yo» para poder continuar con la jornada laboral unas horas más. Ha agradecido al personal sanitario que, además de hacerse cargo de inmediato de la madre y del bebé, como era normal, también han reparado en su situación y «no han dudado en echarme una mano», ha comentado.

Con el paso de las horas, y ya llegado el mediodía, este taxista seguía impresionado por los acontecimientos y con la excusa de tener los asientos de atrás mojados y con olor a desinfectantes, ha decidido tomarse el resto del día libre y brindar a la salud del recién nacido. Por el momento, fuentes del centro fabril no han ofrecido información sobre el estado de la madre y su pequeño.

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