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Una actuación rápida y en la que está en riesgo la vida de un paciente requiere de contar con una experiencia previa, para pese al estrés poder tener controlada la situación. Con esta máxima, y detectada la necesidad de una mejora en la docencia, haciéndola más práctica, Ana Lourdes Iglesias, médica de Urgencias del hospital San Eloy de Barakaldo y jefa de estudios de la OSI Barakaldo-Sestao, impulsó en 2022 una sala de simulación, instalada ahora en un módulo exterior del ambulatorio de Zaballa, junto a otros dos facultativos adjuntos al servicio, Elena de Gregorio y Juan José Zafra, quien a su vez es coordinador de ecografías de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias en Euskadi.
Esta herramienta, que ya ha formado a más de 140 profesionales –médicos en activo y también MIR–, permite mejorar la actuación con el diseño de un caso clínico, pero sin poner en riesgo a las personas, «sabiendo las cosas que pueden ocurrir y cómo solventarlas», detalla Iglesias. Tratando de generar la máxima inmersión posible, han simulado tres entornos diferentes, una sala de Urgencias, la sala de espera y un domicilio al que acuden médicos del PAC; en los que se suceden distintas situaciones, que van evolucionando.
«Hacemos que se enfrenten así a la vida real, para que cuando el paciente no sea un maniquí esta situación ya la hayamos vivido, y se pueda tener seguridad en momentos no habituales, para poder evitar incidencias clínicas, o que se queden bloqueados», explica Ana Lourdes a este periódico, afirmando que se trata de «un camino hacia la excelencia». Para ello se parte de casos cotidianos, «que se llevan al extremo». «Les hacemos pasar por situaciones que se dan, pero con poca frecuencia, y que salvan vidas», añade Elena de Gregorio.
En esta sala han simulado entre otras cosas, «con apenas medios», la presencia de familiares que incomodan o que empiezan a convulsionar, taquicardias repentinas, o la atención a un paciente de otro país, con un infarto, y con el que es difícil la comunicación. Todo se graba, se analiza y se buscan mejoras. Además, es seguida desde el otro lado de un espejo unidireccional, en la sala de control, desde la que Juan José Zafra se encarga de enviar las analíticas o ecografías al monitor, que junto a los otros dos instructores que hacen de actores, van cambiando la situación. Los tres impulsores de esta herramienta, que está en otros hospitales como el de Galdakao, han impartido ya 244 horas de formación, y esperan seguir sumando este curso, pero todo dependerá de la presión asistencial. «De momento nos come todo, no tenemos tiempo para más».
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