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Con el objetivo de recuperar las antiguas tradiciones que había hace décadas en Barakaldo en Semana Santa, cuando se podían ver cofradías y procesiones recorriendo las calles del municipio, y también para ofrecer propuestas de ocio para disfrutar en compañía y combatir a la vez la soledad no deseada, la Fundación Miranda volvió a escenificar la Pasión Viviente en los jardines de su centro de cuidados este viernes. Un evento pensado para los 260 usuarios del centro, pero abierto al público, al que se lanzaron por primera vez en 2017, y que en esta ocasión ha batido todos los récords.
Contó con la participación de más de 300 voluntarios, pertenecientes a distintas asociaciones y colectivos, entre los que también se encontraban numerosos trabajadores de la propia residencia, que ejercieron en algunos casos de actores, como Adonis Santos, que interpretó a Jesús. También hubo muchos usuarios que tuvieron un papel muy activo en la representación, caracterizados de pueblo y de hebreos. Hubo además medio centenar de personas encargadas de acomodar a los asistentes, en una zona congregó a unas 1.200 personas, gracias a tres graderíos y a la terraza de la primera planta del edificio. «Ha sido maravilloso y muy emotivo, el año con mayor afluencia de gente», ha destacado Iván Llorente, responsable de cuidados de la Fundación.
«Es la única Pasión Viviente de Barakaldo y la primera del calendario de las que se hacen en Bizkaia. Nos adelantamos para que no coincida en vacaciones y que los residentes puedan disfrutar y conectar con la familia», añadió, explicando que esta idea surgió «de la nostalgia de muchos usuarios». «Tiene un impacto tremendo, hace vibrar. Hay muchas personas que no abren los ojos por la demencia que padecen y esto les ha llegado a conectar con el entorno, prestando atención, mirando, disfrutando y sonriendo, y muchas familias nos lo han agradecido».
En apenas hora y cuarto los actores representaron la multiplicación de los panes y los peces, la última cena, la traición de Judas, el juicio de Caifás, la escena de Pilatos donde se lava las manos, el Vía Crucis, la crucifixión y la resurrección. Además, este año incorporaron una nueva escena, con el lavatorio de pies de Cristo a sus apóstoles. «Es un momento sobrecogedor en el que Jesús antes de la última cena se levanta, lava los pies a sus discípulos y dice unas palabras que avalan la igualdad y la concordia. Un mensaje positivo que no solo representa al cristianismo sino que cala en el público», explicó Llorente.
Todo ello se ha realizado un mismo espacio, «para que sea accesible a todo el mundo y se pueda ver desde cualquier sitio en el que estén sentados». Este año, al igual que el anterior, cerraron la representación, en la resurrección, con la suelta de palomas mensajeras, facilitadas por una asociación de Hondarribia. «Tradicionalmente soltábamos palomas blancas pero con la nueva Ley de Protección Animal eso no se puede hacer y como es un momento muy simbólico contactamos con ellos y las soltamos y vuelven solas hasta Hondarribia, lo que sí cumple con la normativa vigente». Además de todo esto, en el pasaje de la multiplicación de los panes y los peces repartieron a los asistentes 1.500 bollitos de pan y peces de chocolate, «para generar una mayor complicidad». «El público lo ha disfrutado un montón y muchos nos agradecieron que esto ha sido un auténtico regalo», afirmaron desde la organización, emocionados por la gran respuesta de las familias y de los vecinos de Barakaldo.
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