¿A que no hay narices a recrear el Puente Colgante?
Un jubilado de 82 años residente en Barakaldo cumple un reto realizando una maqueta mecanizada con listones de madera del famoso transbordador, que ahora se expone en Portugalete
Hace casi dos décadas que José Palomar se jubiló, después de haber sido jefe de sección durante muchos años en una empresa vizcaína de servicios de ingeniería, montaje y mantenimiento de instalaciones eléctricas, momento en el que este soriano de nacimiento y baracaldés de adopción aprovechó para dar rienda suelta a su pasión: el arte y las manualidades. «Siempre me habían gustado, pero no había tenido tiempo. Yo sabía cuando iba a trabajar, pero no cuándo iba a volver a casa», declara.
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Con todo el tiempo del mundo para él, lleva ya pintados más de 70 cuadros y ha hecho bastones de madera, recreaciones de barcos y hasta una goitibera para las fiestas del barrio de Rontegi donde reside. Entre sus obras destaca una maqueta del Puente de Deusto, «que se abre y todo», a la cual dio forma en su lonja en plena pandemia, cuando el coronavirus le obligó a abandonar sus habituales partidas de cartas en los bares. Un conocido vio su creación y le lanzó un reto. «¿A que ahora no tienes narices a hacer el Puente Colgante?». Pues dicho y hecho.
Palomar se puso manos a la obra y después de hacer algunas fotos al famoso transbordador que une Portugalete con Getxo, la margen izquierda con la derecha del Nervión, y de recorrerlo hasta por su parte más alta, cruzando la pasarela, empezó a darle vueltas y a trabajar con esas imágenes ampliadas. Para su construcción creó una sierra especial, con la que fue cortando pequeños listones de madera. Un proceso que arrancó en 2021 y cuyo minucioso montaje le llevó «unos cuatro meses». «El tiempo que empleé antes no sabría decir», cuenta con una vitalidad envidiable, a sus 82 años.
Una estructura pintada del mismo color que el Puente Bizkaia, inaugurado en 1893, a la que no le faltan detalles. Tiene canceladoras para el acceso de las personas en ambos extremos, y unos ascensores que suben y bajan. Y es que, aprovechando sus conocimientos de electricidad y mecánica, ha dotado a esta maqueta de luz y movimiento gracias a siete motores y catorce relés, lo que la hace aún más singular. Gracias a ellos la barquilla, que cuenta con varios coches de juguete y que según desvela es en proporción más grande de lo que debería para poder llevar dentro los motores, se mueve de lado a lado, como la original, y hasta se abren las barreras y el semáforo cambia de color.
A por la grúa Carola
Una obra de ingeniería en miniatura que despertó la admiración de varios de los usuarios del centro social San Roke de Portugalete, donde está expuesto hasta el próximo lunes. «¡Menuda paciencia!», le espetaban varios a Palomar, el artista. Esta maqueta también ha pasado por otro centro de la villa, el de Zubia, y posteriormente puede que recale en el Museo Rialia de la localidad jarrillera.
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Una afición que le ha llevado a recrear uno de los barcos de la película 'Piratas del Caribe', el 'Perla Negra', después de que un conocido, tras comprar el primer fascículo de una colección, se diera cuenta de que se iba a tener que gastar más de 2.000 euros para completarla. «Le dije que ya me encargaba yo de hacerlo». Según relata, esto le ayuda «a tener la cabeza más despejada», «a algunos les da por hacer crucigramas, y a mí por esto». Un hobby que dará continuidad con un reto también a pequeña escala que en esta ocasión se ha planteado a sí mismo: recrear la grúa Carola de Bilbao. «Me va a llevar mucho más tiempo. Primero tendré que pensar bien cómo hacerlo, dibujarlo... Le estoy ya dando vueltas».
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