«Llevamos tres meses aguantando el pitido de Oxinorte. Es una tortura»

Así lo ha indicado a este periódico Magdalena Ruiférnandez, portavoz de la Casa Social de Lutxana y de la Asociación Vecinal Villamor, quien asegura que la situación está «minando nuestras fuerzas y acabando con nuestra alegría. Estamos ya muy saturados, son muchas noches sin poder pegar ojos como es debido». Y es que el pitido que emite esta empresa, que lleva más de seis décadas en el mismo emplazamiento produciendo y almacenando nitrógeno, oxígeno medicinal y argón, no les permite descansar en sus propios hogares.

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La compañía, que no ha querido atender a EL CORREO, sostenía hace semanas de que los trabajos realizados para el aislamiento acústico de la fábrica habían «atenuado progresivamente» el ruido, aunque sin comprometerse con los vecinos a su total eliminación. Pese a que sus técnicos continúan haciendo «todo lo posible para reducir la molestia», algunos residentes han confirmado que el pitido, lejos de subsanarse, va a más. «A veces suena más y otras menos, pero hoy a primera hora se escuchaba un montón», relataba este viernes Pedro Bilbao, quien ha llegado a medir en los aledaños de la planta hasta 71 decibelios. «Y los días que hace viento, se escucha el doble en las casas», ha añadido. Su caso no es único: esa medición la ha registrado también Izaskun Álvarez en su domicilio, «lo que sobrepasa con creces la normativa», denuncia.

Como ya han relatado los vecinos en otras ocasiones, el molesto episodio se está traduciendo en problemas de salud, como migrañas en adultos y niños, cuadros de ansiedad y estrés, apatía, problemas de concentración... Su hartazgo es tan grande que están ya preparados para recurrir a la vía judicial. «Vamos a llevar el tema a la Fiscalía de Medio Ambiente para que actúe de oficio», advierte Ruifernández. Afirman que están a la espera de que el Ayuntamiento conteste a una carta enviada por el Ararteko, al que también han pedido ayuda. No contentos con eso, han contactado con abogados y varias asociaciones, entre ellas la que logró poner fin a los conciertos en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid a causa del ruido.

Por su parte, el Consistorio, que aprobó en el pleno de septiembre una moción instando a que se adoptasen medidas urgentes para atajar el problema, está a punto de incoar un expediente sancionador a la compañía, tras la investigación llevada a cabo por técnicos municipales para esclarecer las causas del problema. Los vecinos afectados ya han declarado que, si solo se trata de una multa económica, «la empresa pagará y todo seguirá igual». Ellos, en cambio, piden que se paralice la producción hasta que se tomen medidas «rápidas y efectivas» y se resuelva el conflicto, «lo que sólo conseguirán si eliminan ese pitido constante». No hace falta escarbar mucho para comprobar que están al límite de su paciencia después de haber solicitado sin éxito paradas puntuales. «No pedimos mucho, sólo poder descansar por las noches. Pero ellos prefieren seguir ganando dinero, y lo están haciendo a costa de nuestra salud», han denunciado.

Los residentes lamentan que «la empresa actúa como si fuera intocable». Por todo ello, aseguran que trasladarán su problema hasta el Parlamento vasco, para lo que ya han iniciado los trámites. Cabe recordar que ya en 2022, y a instancias de varias organizaciones vecinales y sociales, el Pleno de Barakaldo aprobó una moción para iniciar las gestiones para el traslado de Oxinorte y de Bilbaína de Alquitranes, dos de las industrias que mantienen su actividad en el barrio de Lutxana.