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Primera antaciones de este cuaderno meteorológico. M. E.

Así era la 'Euskalmet' de 1830

Descubren en Balmaseda uno de los primeros cuadernos meteorológicos de Euskadi, que refleja frecuentes nevadas hace casi 200 años

Miércoles, 23 de julio 2025, 00:09

Las mediciones meteorológicas empezaron a ser frecuentes en la segunda mitad del siglo XIX, siendo a finales de esa misma época el momento en el ... que empezaron a operar las primeras estaciones en el País Vasco. Pero antes, en Bizkaia, ya había quien se dedicaba a apuntar, a diario, numerosos datos referentes a la temperatura, el viento o las condiciones atmosféricas. Todo ello ha sido descubierto en Balmaseda, dentro de la colección de la familia Llaguno, una de las más destacadas de la burguesía de la villa encartada en aquella época. Un hallazgo que saca a la luz uno de los primeros cuadernos meteorológicos de los que se tiene constancia en Euskadi.

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Un registro sistemático del clima, «con extraordinaria precisión», que recoge incluso las horas de sol y comentarios sobre las condiciones atmosféricas, con la firma de Manuel Llaguno, desde el 1 de enero al 8 de septiembre de 1830. Un documento inédito, presentado por el Museo de Las Encartaciones y las Juntas Generales de Bizkaia, que se puede consultar en el apartado de fondo documental de la web del centro cultural vizcaíno.

Litografía de Balmaseda en aquella época. M. E.

En sus escritos figura la escala Fahrenheit, utilizada en aquel momento en Europa. Gracias a estas mediciones se puede constatar que los inviernos eran mucho más fríos que los actuales, y que se producían frecuentes nevadas en enero. «Por la mañana amaneció bastante nieve en los tejados y calles, viento al E NE. Cerca de las once se mostró un poco el sol y caían chispas de nieve. A la tarde muy nublado. Al oscurecer entre 6 y 7 nevó pero se derritió la nieve. Temperatura 32º a 33º», escribió el día 8 de ese mes.

Tras varias semanas en las que los copos no dejaron de caer y de cubrir con su manto blanco tanto las calles como los montes de la villa, ese año febrero estuvo marcado por «nieblas persistentes», y marzo por grandes vientos, lluvias y granizo. El 23 de abril, por ejemplo, Llaguno anotó en su cuaderno «aguaceros continuos copiosos y algún que otro granizo». En verano el tiempo también era inestable, con cielos cubiertos y lluvias esporádicas.

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Estos registros se enmarcan, según señalan desde el propio museo, en un momento «de especial interés climático», en los años previos a la industrialización generalizada, a finales de la pequeña Edad del Hielo (periodo frío europeo), y justo antes del estallido de la Primera Guerra Carlista, que duró de 1833 a 1840, «una época en la que se sabe que el riguroso clima endureció los episodios bélicos en Bizkaia». Además, todavía no había dado inicio la revolución industrial, aunque en Inglaterra había dado sus primeros pasos, «por lo que todavía no se habían lanzado a la atmósfera las toneladas de gases de combustión que hoy en día podemos medir».

Media estival de 20 grados

Si uno analiza los datos apuntados hace casi 200 años, se puede observar que las mínimas invernales fueron especialmente bajas: los días 2 y 3 de febrero se registraron temperaturas de hasta -7ºC, anotadas por Llaguno como 19–20ºF. En cambio, en verano no había altas temperaturas. Y es que el 27 de julio, el día más cálido de todo ese año, se alcanzaron solo 28,8ºC (83–84ºF), con una media estival de unos veinte grados.

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«Este cuaderno no solo es un testimonio de la curiosidad científica de un ciudadano de Balmaseda en el siglo XIX, sino también una herramienta valiosísima para entender cómo ha evolucionado nuestro clima», ha señalado Javier Barrio, director del museo de Las Encartaciones. «Pone en valor la observación meticulosa y la importancia de conservar la memoria escrita como fuente de conocimiento medioambiental y social», ha añadido.

Además del texto original, el museo en su web también pone a disposición de todos un cuadro comparativo que ha elaborado de temperaturas en grados Fahrenheit y su equivalencia en grados Celsius, «que permite contextualizar con claridad la evolución del clima desde entonces hasta la actualidad». Este documento es, a su juicio, «una fuente clave para los estudios sobre el cambio climático, al ofrecer una visión directa del clima previo a la influencia de la industrialización».

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