«Todavía estoy esperando a que me den el pésame»

Marisa Santin mostró una lista con 28 nombres de fallecidos desde el inicio de la pandemia, que ya han confirmado a través de familiares. Sin embargo, los datos que manejan las familias es que el número de defunciones en la residencia baracaldesa, con 230 internos cuando comenzó la pandemia, supera fácilmente el medio centenar. Entre los nombres que ya han confirmado hay una decena de fallecimientos concentrados en apenas dos semanas del mes de abril. Santin, cuya madre falleció en esas fechas, ha explicado que la situación que ésta le contaba por teléfono difería mucho de la que describían los trabajadores, y ha lamentado el poco tiempo que transcurrió desde que tomó conciencia de que se encontraba mal hasta que le dijeron que la iban a sedar. «Parece que sedar era la solución para todo», se ha dolido.

Como ella, otros familiares concentrados hoy que han reconocido tener «muchísimas dudas» sobre lo ocurrido en estos centros durante la pandemia, planean emprender acciones legales para depurar posibles responsabilidades. La iniciativa, que también se está desarrollando en otras residencias, pretende que se investigue si los recursos movilizados y la atención prestada a los usuarios, tanto en los casos confirmados de covid como en el de los fallecidos por otras dolencias, ha sido la adecuada. «Yo sí lo voy a judicializar porque la conducta con mi madre ha sido completamente negligente», ha apuntado un familiar de María Luisa Arana, que ingresó a la mujer en el centro después de haber recibido ya el alta en un centro hospitalario por una dolencia previa. Él ha asegurado que fue en la residencia donde la mujer contrajo el coronavirus, y ha advertido que pese a tener el hospital San Eloy en frente del edificio, la mujer soportó ocho horas en la cama con 40 grados de fiebre antes de ser trasladada. «Todavía estoy esperando a que me den el pésame», ha denunciado el hombre.

Susana Heras, nieta de Carmen Escudero que también falleció en abril, ha señalado que como ella muchos usuarios han tenido que solicitar en multitud de ocasiones los informes médicos evolutivos de sus mayores para conocer cuál había sido su situación durante la pandemia. «Pedíamos información y no nos la daban», ha afirmado. Otros se han dolido además por la forma en la que recuperaron los enseres de sus familiares, «en bolsas de basura», o por haber conocido muy tarde las dificultades que atravesaban sus familiares. Eso ha advertido Rosaura Vara, cuyo padre falleció el 12 de junio. «Siempre nos decían que estaba bien, pero no podíamos ir a verle hasta el 2 de junio. Qué casualidad que justo antes de ir ese día nos dijeron que acababa de enfermar y que ya estaba muy mal», ha criticado, en su caso.

Desde la Fundación Miranda han remarcado que la atención en todo momento ha sido la adecuada y han señalado que no hay peticiones de información sin resolver. «Los centros siguen estando cerrados a cal y canto, y precisamente para poder atender a las familias acabamos de abrir una oficina comercial y de información en el centro de Barakaldo, en el número 6 de la calle Elcano», ha apuntado el gerente del centro, Rafael Carriegas.