El derribo programado de una grúa de La Naval en Sestao sorprende a los servicios de emergencias
La maniobra ha provocado que dos ambulancias y una patrulla de la Ertzaintza acudieran a las instalaciones ante el temor de que hubiera heridos
SERGIO LLAMAS
Viernes, 9 de septiembre 2022, 12:06
El llamativo derribo programado de una grúa de La Naval pasadas las nueve de la mañana de este viernes, durante las operaciones de desmantelamiento de las instalaciones de Sestao, ha provocado la movilización de varias unidades de emergencia ante el aviso de unos viandantes. Una patrulla de la Ertzaintza, dos ambulancias y los bomberos han acudido hasta el complejo de la empresa a primera hora, ante el temor de que pudiera haber personas heridas. En la puerta, el personal de seguridad ha explicado a los efectivos que no se había producido ningún accidente.
La gigantesca grúa, la cuarta que se derriba desde que arrancaron los trabajos de demolición en marzo de este año, es una de las 15 que tenía La Naval cuando fue adquirida por la firma VGP. Actualmente, medio centenar de personas trabajan diariamente en las labores de desmontaje del antiguo astillero. En los últimos meses se han retirado ya unos cinco pabellones de gran tamaño, en unas instalaciones que superan los cuatro kilómetros de longitud de punta a punta. Trabajadores de las instalaciones avanzaron que algunas de las grúas restantes serán vendida y recordaron que está previsto conservar dos, junto a uno de los edificios, por su valor histórico.
'Temblores' en la zona
Los trabajadores próximos a las instalaciones de La Naval han sentido este viernes la caída del gigante de hierro. «Se ha notado un temblor, pero ya estamos acostumbrados», ha explicado Toni Rodríguez, de la empresa Lantegi Batuak que se levanta junto a los antiguos astilleros. Según ha detallado, este tipo de derribos ya los vienen notando desde antes del verano.
Lo mismo le ocurre a los vecinos de las vivienadas de Sestao más próximas a este punto. José Ramón Vilariño, cuya vivienda se alza a algo más de medio kilómetro de la empresa, suele aprovechar los desiertos paseos de la zona industrial. «Cogí la costumbre durante la pandemia, porque no había nadie y me viene muy bien. Desde hace un tiempo cuando voy por aquí veo cómo avanzan los derribos», ha explicado el hombre. Este jueves él notó vibraciones en su casa cuando, según ha apuntado, derribaron la pared de una nave.
