Crece la familia gigante en Barakaldo
A los personajes de Pauli y José, agricultora y obrero, se acaban de unir Maialen y Arnabal, dinamitera y minero, que amenizarán las fiestas del Carmen y de los barrios
La segunda urbe vizcaína fue un importante núcleo minero, también agrícola, y cómo no, industrial. Un pasado que ha dibujado el actual Barakaldo, marcando su futuro, y que estará presente en sus calles, en todas esas vertientes, en cada uno de los festejos en los que salgan a bailar sus gigantes municipales. Figuras muy queridas que desde hace unos días tienen a dos representantes más.
Los primeros fueron Pauli y José, agricultora y obrero respectivamente, creados en 2021 por un constructor de Irún ya jubilado, y hace un mes llegó a la localidad vizcaína la pareja formada por Maialen y Arnabal, surgidos en el prestigioso taller 'Gigantes Platero', de Navarra, para resaltar la historia minera que también marcó profundamente a este lugar.
«Maialen es una cartuchera, representa a las mujeres que separaban el hierro y la caliza del mineral y lo dejaba preparado y limpio. Eran dinamiteras, especializadas en trabajar con explosivos y hacían bombas a mano», explica la alcaldesa, Amaia del Campo. Su compañero Arnabal, nombre elegido por ser el mismo que el del yacimiento de la parte alta de El Regato, que mantuvo una gran importancia hasta mediados siglo XX, simboliza a todos los mineros que trabajaron durante décadas en la zona sacando el mineral.
Con el impulso de estas nuevas figuras, proceso en el que han participado los cuatro grupos de danzas de Barakaldo (Laguntasuna –que ya cuenta con sus propios gigantes–, Errekaortu, Ibarrakaldu y Amaia), se pretenden poner en valor las tradiciones y el folklore propio del municipio fabril, «manteniendo la esencia de lo local», como apunta Del Campo.
La comparsa municipal refleja el pasado de la localidad fabril en todas sus vertientes
Con ellos se ha recuperado además la existencia de estos gigantes propiedad del Ayuntamiento. «Hace más de 50 años ya existían y eran municipales. Mi padre sacaba uno de ellos. Entonces no se bailaban, e iban con txistularis. Durante años se perdió la costumbre de sacarlos y se deterioraron. Además, los que salían eran representaciones de reyes europeos y africanos, no eran nada de aquí, así que volver a tenerlos, siendo imagen de nuestra historia es algo muy ilusionante, y con los txikis siempre tienen mucho tirón», cuenta Josu Gómez, del grupo de danzas Ibarrakaldu, quien ya bailó con estas nuevas figuras el pasado mes de mayo durante los festejos del barrio de Cruces.
4 metros y 30 kilos
Este experto desvela que para mover estas figuras, de 4 metros de altura y unos 30 kilos, hay que tener una buena técnica. «Hay que valsear, mover los hombros y caderas. Con esa inercia el gigante te va a permitir bailar, y hace que el dantzari no sufra por el peso a cada paso que da». Esta familia de figuras a gran escala, a la que está previsto sumar a varios cabezudos, no se descarta que siga creciendo. De momento estos cuatro participarán en la kalejira organizada este sábado por Hala-Dzipo. En los 'cármenes' se darán un baño de masas ya que está confirmada su presencia tanto en el pregón, bailando la jota de San Antolín, como en la gigantada.
