Barakaldo se convierte en la primera gran ciudad de Euskadi en homenajear a las víctimas del nazismo con los Stolpersteine
Familiares de las víctimas han participado en el acto de presentación de estos pequeños memoriales, cuya instalación es el resultado de una iniciativa del alumnado de colegio Alazne
Se llamaban Julián Aparicio, Luis Arranz, Emilio Cuevas, José Luis Mazo, Gerardo Moro, Martín Veiga, Félix Urrutia, Nicolás Martín, Juan Arregui, Demetrio Morales, Eugenio Alarcia y Segundo Rubianes, y eran vecinos de Barakaldo. La circunstancia que unió sus nombres, además de la vecindad, es que los 12 fueron víctimas del nazismo. Deportados a los campos de concentración o de exterminio, algunos sucumbieron a los maltratos inhumanos, mientras que otros lograron sobrevivir al infierno y fueron liberados. Hoy, sus nombres han sido recuperados desde la historia y para la memoria gracias a la iniciativa del alumnado del colegio baracaldés Alazne. Acompañados por su profesor de Historia, Jagoba Álvarez, estos estudiantes pusieron en marcha la idea de instalar en sus calles unas pequeñas placas memoriales llamadas Stolpersteine, una por cada uno de los deportados. El Ayuntamiento apoyó el proyecto –con el respaldo unánime de todos los grupos políticos– que ha llegado a su término este sábado, con la presentación de las placas en un acto conmovedor, en la Herriko Plaza de la localidad fabril, en el que han estado presentes varias familias de aquellas víctimas de la barbarie y al que han intervenido el vicelehendakari primero, Josu Erkoreka, la alcaldesa de Barakaldo, Amaia del Campo y el profesor Jagoba Álvarez.
Estos Stolpersteine son mucho más que unos baldosines dorados en el suelo. Detrás de los nombres que lucen hay mucho más. En la del número 22 de la calle San Juan se lee «aquí vivió Nicolás Martín. Nacido 1919. Deportado 1941. Mauthausen. Asesinado 4.9.1941». Esto es historia. Su sobrina, Esther Calvo, con la voz tocada por la emoción, ha recuperado su memoria, guardada hasta ahora con dolor en su familia: «Falleció con tan solo 24 años en el campo de concentración de Gusen, parte del complejo de Mauthausen. Estos eran los únicos campos de concentración de Europa catalogados como de grado 3, que eran especialmente duros con los presos políticos incorregibles para el Tercer Reich. Lo último que sabemos, por otro vecino de Barakaldo, así que probablemente familiar de alguien de los que estáis aquí, es que estaban formando filas, se desmayó, se lo llevaron y no se le volvió a ver». Esther Calvo ha dado las gracias «a los alumnos de Alazne, su profesor, Jagoba, y al Ayuntamiento por este homenaje, que era absolutamente necesario. Hay que reconocer a todas estas personas que lucharon por la libertad».
Los Stolpersteine son un proyecto creado, desarrollado y puesto en marcha en 1990 por el artista alemán Gunter Demnig (Berlín, 1947) para recordar a las personas que padecieron los campos de concentración. Demnig suele insistir en que se instalen en el lugar en el que residían las víctimas. En la dirección de sus casas. Así se ha hecho, en la medida en que ha sido posible, en Barakaldo que, como ha recordado su alcaldesa, Amaia de Campo «se ha convertido así en la primera gran ciudad de Euskadi en formar parte de este movimiento artístico de memoria histórica». El pasado 28 de mayo se colocó en Busturia el primer stolpersteine del País Vasco en memoria de Ángel Lekuona, gudari que fue fusilado por los nazis en un campo de concentración checo.
En el acto previo a la visita a las placas -al que ha puesto música de manera soberbia la Banda Municipal de Barakaldo-, la alcaldesa de la localidad, Amaia del Campo, y el vicelehendakari primero, Josu Erkoreka, han coincidido al valorar que este proyecto ha venido de manos de unos jóvenes estudiantes, «en un gran ejemplo de iniciativa ciudadana», en palabras de la alcaldesa.
«Nacieron entre 1907 y 1918 y vivieron en Barakaldo. Su vida se topó con la barbarie nazi», ha resumido Del Campo. «Fueron solo números durante la tragedia del Holocausto. Anónimas identificaciones con las que los enviaron de campo de concentración en campo de concentración. Es imposible llegar a imaginar el horror que tuvieron que vivir». Su historia «merece ser escuchada, y con ella tropezaron los escolares de 4º de la ESO del colegio Alazne, sin Jagoba y sus alumnos, que llamaron a la puerta del Ayuntamiento, esta iniciativa no sería posible».
Desde una investigación en clase
El historiador y profesor ha resumido cómo se sacó adelante. A partir de una iniciativa sobre la memoria histórica en Barakaldo, hace cuatro años, «llegó a mí una lista de represaliados vascos de la guerra civil en la que constaban seis baracaldeses deportados a los campos de concentración nazis. Me pregunté, ¿por qué no investigamos sobre ello en clase?» El alumnado acogió la idea con entusiasmo. Esa investigación supuso el descubrimiento del proyecto Stolpersteine. «Entonces les pregunté a mis alumnas y alumnos ¿y si proponemos al Ayuntamiento que solicite los hitos de memoria de los barakaldeses deportados? Era junio de 2019». Aquella «pequeña idea, que comenzó casi como un susurro, se convirtió en algo más grande». Tras someter la iniciativa al pleno municipal, se solicitó la colaboración ciudadana para completar la lista de barakaldeses deportados. Acabaron siendo 12.
Según ha detallado Josu Erkoreka en su intervención, «una investigación del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Gogora, pone cifras a la magnitud del dolor: 253 vascos y vascas fueron deportadas a campos de concentración nazis». Incluyendo un grupo de 10 mujeres, «todas ellas recluidas por formar parte de la resistencia». De los 253, «113 murieron y 125 sobrevivieron. Desconocemos, hasta la fecha, lo que les ocurrió a otras 15 personas, pero sí sabemos que todos y todas padecieron un sufrimiento injusto e infinito».
Erkoreka ha dado las gracias a la «ciudadanía de Barakaldo por vuestro compromiso con la memoria. Agradecimiento que extendemos, muy especialmente, al colegio Alazne por esta iniciativa ejemplar que nos demuestra que la juventud sí tiene memoria y sí le preocupa el pasado. Habéis mirado a la Historia, os habéis comprometido y habéis devuelto la dignidad a estas 12 víctimas de la barbarie nazi».