El «atronador» pitido no cesa en Barakaldo
La empresa Oxinorte sigue operando con normalidad un año después de las primeras quejas vecinales por el ruido y de una sanción municipal «no cumplida»
Dormir con tapones, aunque a veces ni siquiera sea suficiente solución, sirve a los vecinos de Lutxana, en Barakaldo, para intentar 'alejarse' del «ensordecedor» ruido ... de fondo que les acompaña desde el 25 de agosto de 2024. Mañana se cumple un año. A Raquel con el silbido le surgieron migrañas, Pedro no descansa y su vecina cada vez está más exasperada. Salta a la primera de cambio. Los meses se amontonan en el calendario y no consiguen quitarse de encima un silbido que surgió «de un día para otro» después de la «parada de mantenimiento que la fábrica química Oxinorte.
Con el mercurio disparado por encima de los 40 grados y el suelo lanzando fuego, la semana pasada los residentes las pasaron canutas. «Fue imposible echar una cabezada», lamentan. Lo peor de todo es que desconocen cuándo recuperarán la tranquilidad y dejarán de escuchar el «maldito y atronador» ruido. De momento, según denuncian, «la empresa no ha cumplido la sanción impuesta por el Ayuntamiento de Barakaldo que obliga a clausurar la zona generadora del foco del ruido durante un mes, de 23.00 a 07.00 horas. En esa parte de la planta se genera nitrógeno y oxígeno medicinal. El expediente incluía una multa de 4.000 euros. Inicialmente eran 11.800 euros, pero tras el período de alegaciones Oxinorte ha conseguido rebajar el pago.
Todo ello a los vecinos les hace dejar de ser optimistas. «No ha cumplido, no ha parado el mes que debía hacerlo, la empresa debe responsabilizarse del problema y solucionarlo», requieren los vecinos. Argumentan que «no es solo dormir, es todo, la gente mayor no puede descansar, los chavales concentrarse, menos estudiar. Lo que nos están haciendo, someternos a este pitido, es vergonzoso», lamenta Pedro Bilbao, uno de los vecinos que tiene la fábrica más cerca de su casa. A sus quehaceres diarios se suma desde hace meses medir el sonido ambiente. «Pueden decir lo que quieran, pero ha bajado el ruido algunos días, otros no, y siempre está por encima de los 60 decibelios, yo estoy al tanto y que quede claro que las jornadas de menos pitido es porque hay menos producción», insiste. «Pero es que además ahora también nos molestan los enfriadores», se enerva el baracaldés.
Lo corrobora Magdalena RuiFernández, residente en el barrio y portavoz de la Casa Social de Lutxana, una de las primeras vecinas que salió con la pancarta a la calle. «No paran, hay momentos que superan los 65 decibelios, que no digan que no», apunta. «Así no se puede vivir. Estamos totalmente desprotegidos, fatal, no nos queda otra que marcharnos de casa ahora unos días en verano y coger aire», añade Pedro Bilbao. Los que han podido han huido «al pueblo y a segundas residencias», aunque saben que es pan para hoy y hambre para mañana. En cuanto terminen las vacaciones no les quedará otra que regresar a sus domicilios. Cuestionada al respecto la empresa Oxinorte ha declinado hacer declaraciones.
Los residentes achacan el «grillo ensordecedor después de que tuviera lugar una explosión increíble», a un «cambio de un tanque». «En vez de sustituir uno por otro, pusieron uno de mayor tamaño». Antes de verano hicieron una ronda institucional. En septiembre del año pasado, la planta paró de manera voluntaria, pero tampoco encontró la solución.
Los vecinos acudieron a la comisión de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad del Parlamento vasco para exigir una solución. Requirieron «medidas urgentes» y la «intervención del Departamento de Medio Ambiente. Pidieron una «inspección técnica urgente, una evaluación del impacto acústico con participación ciudadana y la suspensión cautelar de la actividad, si se constata que siguen vulnerándose los límites acústicos legales». También la creación de una «mesa interinstitucional de seguimiento con la participación del Gobierno vasco, el Ayuntamiento, Oxinorte y una representación vecinal», así como la realización de un «estudio de viabilidad para el traslado de la planta fuera del núcleo urbano». «Seguimos esperando», censuran.
Seis días
«No lo entendemos, no sabemos por qué todavía no se ha parado un mes la fábrica», explica Raquel Ares, presidenta de la asociación de vecinos de Lutxana. El Ayuntamiento responde que «seguimos haciendo un seguimiento de la actividad así como de las quejas recibidas». La institución local está controlando las paradas de la industria. «La última que se han informado al Consistorio fue del 28 de julio, durante seis días», confirman.
Es «insuficiente» para los vecinos. Septiembre será un mes de vuelta a las movilizaciones. «Celebraremos las asambleas de barrio y retomaremos los actos de protesta. Es la única forma de visibilizar nuestro problema y que nos hagan caso», advierten. Consideran que la solución pasa por subir escalones institucionales. «Queremos más implicación del Gobierno vasco y que asuma la competencia de controlar el ruido, algo que a día de hoy es del Ayuntamiento», señalan desde el colectivo vecinal.
Aún así, reconocen que «hemos conseguido que el Consistorio esté más encima y sancione para que la fábrica cumpla las condiciones medioambientales». «Tenemos el apoyo de todos los partidos políticos, en junio lo escenificaron en el pleno, pero no es suficiente, queremos hechos, sobre el papel todo queda bien, lo que necesitamos es un remedio», repiten. Incluso han llegado a invitar a los concejales del Ayuntamiento de Barakaldo a dormir en su casa. «Que vengan y vean lo que es», explica Ares. «Y esto no es únicamente en nuestro barrio porque también se escucha en zonas como Rontegi y Cruces», revelan. Por eso, no les entra en la cabeza que el Ayuntamiento haya dado vía libre a la construcción de nuevas viviendas a «20 metros» de la planta.
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