Arranca la construcción del instituto Trueba cinco años después de su derribo
El edificio de Barakaldo que fue clausurado en 2018 por problemas estructurales será levantado en el mismo solar tras varios retrasos
«¡Ya era hora!». Esa es la frase que más están repitiendo estos días los vecinos de Barakaldo, del barrio de Lasesarre, más próximos al lugar donde hasta finales de 2020 se levantaba el instituto Trueba, derribado al detectarse problemas estructurales, dos años después de una rápida clausura. Pese a que en un primer momento el Gobierno vasco llegó a prometer a las familias que el nuevo centro estaría listo en 2023, el estallido de la pandemia, la guerra de Ucrania y sucesivos errores en el proceso de licitación retrasaron el inicio de los trabajos. Desde Educación apuntaron a este periódico el pasado mes de julio, tras conceder el Ayuntamiento la licencia de construcción, que la actividad arrancaría de manera inminente y ahora, ya sí, la empresa adjudicataria, la madrileña Edhinor, prepara el terreno.
Desde hace unos días en este recinto, que ha albergado en el último año maquinaria y materiales de la reforma del paseo de Los Fueros –trabajos que se espera que culminen en este mes–, se pueden ver ya casetas, máquinas y personal de la esperada obra del centro escolar. «Nos comunicaron que empezarían este verano y hemos estado expectantes. ¡Por fin!», celebra la directora del instituto, Begoña Gorostiaga, quien remarca a este periódico que la espera «ha sido muy larga», y que «aún quedan por delante, como mínimo, y si todo va bien, dos cursos».
Y es que las previsiones de este proyecto, que se ha hecho esperar siete años desde el cierre del centro y cinco desde su derribo, es que las tareas de construcción se prolongarán a lo largo de dos ejercicios. Todo ello ha hecho que ninguno de los 408 estudiantes de Secundaria y Bachillerato que fueron sacados de las aulas de manera apresurada hayan podido regresar y completar sus estudios en Trueba. Tras el cierre tuvieron que acudir dos meses a clase a Bilbao, a Artazu Goikoa. Desde febrero de 2019, y gracias a una cesión municipal, se instalaron en la antigua escuela de Ingenieros de Minas, a las afueras de Barakaldo, a más de un kilómetro de distancia de donde ahora se inicia el tajo.
Un «exilio forzoso», como así lo denominan desde la dirección del centro, que sufren ahora unos 640 alumnos –la cifra de matriculaciones ha ido creciendo en los últimos años–, procedentes de los colegios Larrea, Rontegi y El Pilar. «Para la comunidad educativa de Trueba el comienzo de esta obra es, sin duda, motivo de celebración, sobre todo para las familias y los estudiantes más jóvenes, que son los que perciben de forma más factible terminar los estudios en el edificio nuevo», añade Gorostiaga.
Educación realizará para ello una inversión de 20,1 millones de euros, con la que se dará forma junto a la calle Aldapa y el bidegorri a un bloque de cuatro alturas, en forma de 'C', equipado con un aparcamiento. También dispondrá de 24 aulas de ESO y 8 de Bachillerato, además de otras de desdoble y para seminarios, junto a tres laboratorios, una biblioteca, un salón de actos, un gimnasio con vestuarios, una pista deportiva cubierta y otra exterior.
Condiciones limitadas
Mientras se inician los trabajos para que el nuevo instituto sea una realidad en 2027, empezará próximamente el curso escolar, y otra vez «en condiciones difíciles y limitadas» para los estudiantes, ya que no cuentan con espacio suficiente y adecuado. La falta de gimnasio les obliga a desplazarse hasta el polideportivo de Lasesarre, no tienen patio cubierto ni biblioteca, y las ventanas «no aíslan bien», entre otras muchas carencias.
La actual directora, a quien el cierre le causó «un gran impacto» aunque le pilló haciendo las prácticas de la OPE en otro instituto, después de pasar los dos años anteriores allí, considera que toda esta situación es «una fuente abundante de aprendizajes» con la que «contra todo pronóstico hemos crecido y nos ha definido». «Esta experiencia y esta expectación por poder volver dejarán su huella para siempre en la historia y en la esencia de Trueba», apunta.