Los marceros volverán a salir este sábado en Lanestosa después de 20 años

Después de más de dos décadas, este sábado Lanestosa recuperará la tradición de Las Marzas. La asociación cultural Piñaburu y el Centro Trueba, con ayuda del Ayuntamiento de la localidad, han llevado a cabo una investigación entre los nestosanos para resucitar esta costumbre que festeja la llegada de la primavera y que hacia 1930 ya se celebraba tanto en la pequeña villa encartada, como en la vecina Carranza.

Una quincena de voluntarios, acompañados de dos músicos, saldrán vestidos con pieles de oveja, cintas de vivos colores a modo de flecos y cencerros alrededor de la cintura. Los participantes llevarán una banderola en la cabeza, una vara adornada y un cuévano (un cesto atado a la espalda) para recoger las viandas que se les ofrezcan durante una pequeña cuestación que harán a lo largo del municipio mientras entonan las canciones populares. La salida tendrá lugar en las escuelas a las 12.30 horas y estará acompañada por una treintena de personas.

«Entrevistamos a gente mayor que nos ha estado explicando cómo se hacía esta fiesta, sobre todo, antes de la guerra, que era cuando tenía más colorido. Luego, todo se empobreció y durante un tiempo se mantuvo gracias a los maestros que había en Lanestosa y que salían con los chavales más jóvenes», explicó ayer Ricardo Santamaría, del Centro Trueba.

Sin rasgos religiosos

No es la primera que esta localidad se propone rescatar antiguas tradiciones. Hace tres años, ya retomó la costumbre de las pascueras el Domingo de Resurrección. «El año pasado estuvimos a punto de celebrar las marceras, pero por problemas de calendario decidimos esperar a este año para hacerlo en condiciones. Queremos que esto se siga haciendo a partir de ahora y en próximas ocasiones pensamos fomentar la participación con un concurso de fotografía», añadió Santamaría.

Esta fiesta tenía lugar siempre el 1 de marzo. Actualmente, se sigue celebrando en la zona oriental de Cantabria. Se trata de una costumbre sin rasgos religiosos, cuya desaparición en Las Encartaciones coincide con la llegada de Santa Águeda.