«Vine engañada de Guatemala y trabajaba interna por 400 euros al mes»

«Salí de mi casa el 14 de noviembre de 2016 con las manos vacías para buscar oportunidades. Cuando emigré no sabía si existía otro mundo, vine engañada por un coyote». Andrea Chuc, de 47 años, dejó todo en Totonicapán, tierra de la comunidad indígena maya para sacar adelante a su familia. Lo que encontró, sin embargo, fue un trabajo de interna en un pueblo de Bizkaia «de lunes a lunes por 400 euros» al mes.

Por suerte, conoció a otras mujeres que le buscaron otra casa en la que dio con «buenas personas». Conocer a otras chicas fue lo que salvó a Andrea de la discriminación y el abuso. Y es precisamente el sentido que tiene la asociación getxotarra 'Mujeres Tejiendo Red', de la que fue una de sus fundadoras en 2019 con el objetivo de «unir a más mujeres». Asegura que el grupo «me ha ayudado un montón y me ha dado mucha fuerza. Necesito conexión con las compañeras, podemos reír, llorar, hacer 'miniterapia' para desahogarnos y seguir avanzando».

Isabel Hernández llegó directamente a Getxo desde El Quiché en 2019. «Mi pareja es de acá», explica. La agrupación le «involucró» en la comunidad guatemalteca del entorno y así entrelazó «un pequeña red de amistad». que aún le ayuda a adaptarse a la cultura. «Mi experiencia fue como volver a ser niña –cuenta–. Mis parámetros, referencias y mecanismos de defensa para relacionarme eran diferentes. Tuve que empezar de nuevo».

También ha aprendido a «mirar el reloj. Allí no hay esa dinámica de correr por horarios. Cuando estudié el FP de mecanizado me ponía varios porque me daba miedo llegar tarde a estudiar». Lo que sí tiene en común con el País Vasco es que, como el euskera, en su pueblo también tienen una lengua propia, el Maya Quiché, con 22 idiomas diferentes.

Ahora Isabel trabaja en cooperación y a menudo se junta con 'Mujeres Tejiendo Red ' para algunos de sus talleres, charlas y encuentros. Como el que realizan cada año en la festividad de Todos los Santos en la Galea con los famosos barriletes, típicos en su país, con la intención de recuperar esta costumbre. Se trata de una especie de cometas con colores vistosos confeccionadas por ellas mismas en las que incluyen un mensaje de conexión de los vivos con los seres queridos que ya partieron, y que acompañan con una ofrenda de viandas, velas y flores.

Los de Andrea e Isabel son sólo dos testimonios de las 47 mujeres de la comunidad guatemalteca que forman parte de la agrupación, que busca darles «apoyo» y «un espacio de encuentro». La presidenta de 'Mujeres Tejiendo Red', Sandra Gómez, relata que el objetivo es «intentar ayudarnos entre todos, ya que estamos lejos de nuestro país y nuestras familias».

Aunque el núcleo es femenino, tal como echó a andar, en ocasiones admiten la participación de algunos hombres de este colectivo, dependiendo de la actividad. La presidenta explica que «tenemos clarísimo que la mejor forma de combatir el machismo e integrar al hombre es hacerle partícipe, porque es él quien tiene que cambiar».

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