El vial de acceso al Abanico de Plentzia volverá a ser «seguro» 7 años después

La carretera de acceso al Abanico de Plentzia, urbanización situada a las afueras de la villa y donde reside más de un millar vecinos, volverá a cumplir con los estándares de seguridad necesarios para que los vehículos puedan transitar por ella sin correr ningún riesgo. Según ha podido confirmar este periódico, el Ayuntamiento no recurrirá contra la ejecución forzosa -procedimiento judicial cuyo fin es hacer cumplir una sentencia- emitida por el juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 4 de Bilbao hace algo menos de un mes.

El auto obligaba al Consistorio a materializar la «reparación total e inmediata» de una de las vías de entrada a las viviendas, la más cercana al municipio, cerrada hace siete años por «motivos de seguridad». El Consistorio, liderado por aquel entonces por EH Bildu, ordenó la clausura del vial por su deficiente estado tras las lluvias torrenciales sufridas en marzo del 2016 y desestimó mediante otro bando el recurso vecinal al veto a transitar por dicha carretera.

A pesar de que la Justicia anuló en septiembre de 2020 los decretos municipales que prohibían la circulación, el estado de la calzada todavía presenta destacados desperfectos, como socavones y baches en varias zonas. También conserva las dos barreras que prohibían la entrada de los coches -una de ellas tirada y la otra levantada-, que tantas veces los vecinos han pedido eliminar.

Ahora, Elixabete Uribarri, alcaldesa de la villa, subraya que «la seguridad del vial no solo nos preocupa, sino que nos ocupa» y añade que tienen sobre la mesa «un paquete de mejoras que se empezarán a ejecutar cuando la climatología lo permita», sin confirmar si quitará las vallas o las mantendrá.

Pese a ser una carretera privada de uso público, por ella circula casi el 23% de la población de Plentzia (la villa cuenta con 4.466 habitantes) y de ahí que remarquen su importancia. La Administración local detalla que las actuaciones se realizarán por fases debido a la relevante envergadura del proyecto. Por un lado, se llevarán a cabo «pequeños trabajos», como la limpieza de la calzada, el corte de ramas y la revisión del alcantarillado, y por otro, estudiarán labores de mayor calado, como una posible obra en el sistema de drenaje. «Nuestra voluntad es clara. Podemos hacer una serie de medidas paliativas pero las correctivas llevarán su tiempo. Hay que hacer un proyecto y estudiarlo con detenimiento para que la calzada sea segura», remarca Uribarri.

Los vecinos confirman estar «muy contentos» con la decisión de la Justicia, que ha empujado al Consistorio a resolver un conflicto pendiente «desde hace tantos años». Sobre todo, después de haber realizado numerosas protestas contra el decreto de cierre al asegurar que les iban a «dejar totalmente aislados». Aunque la urbanización cuenta con dos entradas, una de ellas está muy próxima al monte, lo que dificulta la circulación durante el invierno por el riesgo de heladas. Iñigo Zarauz, administrador de la finca en aquella época, puntualiza que «los autobuses muchas veces no llegaban a las viviendas por el hielo que se formaba en el vial».

• Temas
• Plentzia