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Destrozos al mobiliario público, comportamientos incívicos, ruido excesivo hasta altas horas e inseguridad son los incidentes del llamado 'Efecto Sonora' en el barrio erandiotarra de ... Astrabudua. Las noches de los viernes y los sábados convierten las inmediaciones de esta discoteca en una zona «de cuidado», denuncian los vecinos, que piden el cierre de la sala ubicada entre el pabellón Axpe y la estación de metro.
Como una situación «insostenible», es calificado el panorama que los residentes encuentran cada fin de semana por los disturbios que se producen en el entorno. Por ello, la Asociación de Vecinos de Astrabudua ha convocado para este viernes a las 19.30 horas una manifestación en la que se pedirá la clausura del recinto «ante el desinterés de Sonora por los problemas generados en el barrio y la capacidad el Ayuntamiento para solucionarlos», explica la portavoz de la agrupación, Erika Fernández.
«Astrabudua está harta», fue el clamor unánime de más de 120 vecinos que se reunieron la semana pasada en la plaza Josu Murueta para expresar su profundo malestar. Durante el encuentro, los asistentes compartieron sus experiencias y testimonios, describiendo situaciones que van desde actos vandálicos hasta altercados que ponen en peligro su integridad física. Asimismo, denunciaron que los recursos municipales se concentran en la zona de la discoteca, en detrimento de otras áreas del barrio que también necesitan atención.
Pese a la alerta vecinal, el fenómeno Sonora recaló este fin de semana. De hecho, la noche del viernes para el sábado, la Ertzaintza y la Policía Local pusieron en marcha una operación que se saldó con una persona investigada por un delito contra la seguridad vial y diez expedientes abiertos: siete de ellos por tenencia de sustancias estupefacientes, dos por la posesión de un spray pimienta o de defensa, y uno por desobediencia leve a agentes de la autoridad. También se registraron 57 sanciones por consumo de alcohol en la calle.
Hace casi una semana -el mismo día de la reunión de vecinos en contra de los incidentes-, el Consistorio anunció que intensificaría la campaña 'antibotellón' en el pueblo. Una de esas medidas fue la que arrancó el pasado fin de semana. «El objetivo, además de acabar con esta práctica, es concienciar a los jóvenes sobre las consecuencias de estos actos y apelar a la responsabilidad individual para evitar este tipo de comportamientos que además generan gran acumulación de basura, molestias para los vecinos y sanciones por incumplimientos de la normativa», expresan fuentes municipales.
Los residentes demandan medidas más contundentes y eficaces para poner fin a esta situación que «afecta su calidad de vida». «Todos los recursos que el Ayuntamiento dedica a la Sonora no se dedican al resto del pueblo», afirma uno de los vecinos. «Si tenemos a todos los efectivos de limpieza en el entorno de la sala, otras zonas de la localidad quedan sin el servicio. Lo mismo pasa con los policías municipales», agrega.
Las molestias causadas por la actividad nocturna en torno a la discoteca se remontan a casi una década. Los ciudadanos se han quejado en repetidas ocasiones de los incidentes ante las instituciones. Incluso, la Policía local ha tenido que desplegar sus antidisturbios en un par de ocasiones para sofocar los ánimos de cientos de jóvenes, que se agolpan en la pasarela que conecta el casco urbano con la estación del suburbano. «Todos los domingos nos encontramos con un escenario de destrucción en el metro. El ascensor averiado, las escaleras llenas de basura y los jóvenes aún en estado de embriaguez, cometiendo actos incívicos a plena luz del día», se queja Mikel Altuna, residente del barrio erandiotarra.
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