Trabajadores del polideportivo de Leioa denuncian «destrozos» durante la huelga

En el caso de Leioa, el equipo de gobierno optó esos días por contratar un servicio de vigilancia privada para mantener abiertas las dependencias deportivas. Una decisión que, según fuentes municipales, se adoptó para «garantizar el derecho a la huelga de los que la querían hacer, poder acudir a su trabajo los que no la secundaban y, también, facilitar a los usuarios su acceso» al equipamiento.

Durante esas jornadas, denuncia la plantilla, «no había ni conserjes para controlar el acceso, ni monitores, ni socorristas para atender cualquier emergencia». Así, aseguran, la situación derivó en algunos desperfectos en las dependencias, como «un espejo de la sala de musculación hecho añicos, la rotura de una barra de kitball y un escalón de hormigón con un importante boquete», según narran los trabajadores.

También, se vivieron situaciones «surrealistas, como gente haciendo deporte sin camiseta o cada persona poniendo la música que le apetecía a todo volumen molestando al resto». En definitiva, detallan, «no se cumplieron ninguna de las normas de seguridad», y, máxime, cuando las bases de licitación de este servicio «dejan bien claro que siempre debe haber un monitor; en caso contrario no se puede abrir la zona afectada».

Desde el Ayuntamiento minimizan lo sucedido alegando que «también con la presencia del personal se han ocasionado algunos daños. Precisamente, ese espejo también se rompió con un monitor en la sala». En este sentido, puntualizan que «es algo normal en unas instalaciones por las que pasa tanta gente».

Los participantes en la huelga, en cualquier caso, no dudan que las autoridades locales mantuvieron el polideportivo abierto para «aparentar normalidad, y para nosotros resultó frustrante, porque es como si no hubiéramos parado». Según su relato, «lo peor fue que se abrieron los tornos y la gente, socia o no, pudo acceder al recinto sin las mínimas garantías de seguridad».