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González ha viajado por toda Europa junto al grupo de baile para promover la cultura vasca. A.C
«Recogíamos chatarra con un burro y un carro para sacar adelante el grupo»

«Recogíamos chatarra con un burro y un carro para sacar adelante el grupo»

IÑAKI GONZÁLEZ - PRESIDENTE DE SIMÓN OTXANDATEGI DANTZA TALDEA ·

El coordinador asegura que «la pasión por el folklore vasco se transmite de generación en generación»

ANDREA CIMADEVILLA

Jueves, 22 de septiembre 2022

Con apenas 16 años, el berangotarra Iñaki González se puso al frente de uno de los grupos de folklore vasco más reconocidos. Simón Otxandategi Dantza Taldea. Este año cumple 52 años como presidente y asegura que por la entidad «han pasado más de 500 personas entre cantantes, bailarines y 'zanpantzarrak'». Por todo ello, el Ayuntamiento le brindará un especial homenaje el próximo domingo, 2 de octubre.

- Cogió las riendas de Simón Otxandategi Dantza Taldea con tan solo 16 años.

- Fue el gusanillo por la cultura lo que me llevó a dirigir el grupo tan joven. En realidad, nunca había bailado, pero sí mis hermanos. Les veía y de alguna manera me llamaba la atención. Por circunstancias de la vida, en ese momento, quien estaba a cargo de los chicos se marchó y el grupo desapareció. Fue ahí cuando me propuse crearlo de nuevo, junto al que ya estaba de mujeres.

- Los inicios no debieron de ser fáciles.

- La verdad es que no. Junté a nueve chicos, que por aquel momento, tenían entre siete y diez años, y me animé a coordinar los ensayos. En esa época no había fútbol en Berango y los jóvenes no tenían mucho que hacer. Cuando vieron que realizábamos excursiones, que íbamos a campamentos, y en definitiva, que salíamos del pueblo, poco a poco fueron cogiéndome cariño y ayudándome a conseguir fondos para sacar adelante el grupo. No teníamos nada, ni materiales, ni vestuario...

- ¿Qué hacían para conseguir ese dinero?

- De todo. ¡Imagínate! Hay veces que recogíamos chatarra, papel, periódicos... Yo me ponía con un burro y ellos cargaban todo en el carro por el pueblo. Es más, los fines de semana nos dedicábamos a lavar coches cerca del caserío donde vivía mi abuela. La gente nos los traía y por cinco pesetas los limpiamos. Vamos, como si fuésemos un garaje.

- Año a año la entidad fue acogiendo a más 'dantzaris'.

- Eso es. Hay que tener en cuenta que antes no era como ahora. Nosotros éramos casi los únicos que bailábamos por todo Bizkaia. Si nos llamaban de Armintza, nos traían los 15 taxis que había en la parada de tren de Plentzia solamente para llevarnos y traernos. Como curiosidad tengo que decir que me gustaba aprender un baile, pero desde el sitio de origen. Es decir, llevar a los 'dantzaris' a distintos pueblos a ver cómo lo hacían para después replicarlos.

- ¿Recuerda algún viaje en concreto?

- Muchos. Me acuerdo cuando fuimos a Otsagabia (Navarra). Ahora se tarda muy poco, pero antes, sin autopistas... Una eternidad. Nos pasamos más de cinco horas en un Seat 600, cinco personas. Además, llegamos y no nos los querían enseñar, así que tuvimos que sacar fotos para ver los pasos más tarde. Pero sí que es verdad que luego, con el tiempo, conseguimos contactos y hemos ido a fiestas, celebraciones y actos solidarios.

- La pasión por el folklore vasco, ¿se transmite por generaciones?

- Por supuesto. De hecho, ese es nuestro núcleo fuerte. Hay gente que viene por probar, porque tienen amigos, por animarse… Pero más del 75% lo hace porque sus padres han estado aquí, o viceversa. En la actualidad tenemos 50 personas activas, pero han pasado más de medio millar.

- ¿Y de dónde viene su interés en particular?

- Es curioso porque yo no sé hablar euskera, cosa que toda mi familia sí, aunque me considero igual de vasco que ellos. Siempre he tenido una pelea con este tema. Sé que un idioma identifica una región, pero ¿qué era antes? ¿La danza o la lengua? Yo creo que primero se saltaba y se bailaba alrededor del fuego. Por eso opté por esforzarme en la cultura desde ese punto de vista más puro.

- Además del baile, en 1975 apostó por la creación de varias entidades de canto en euskera.

- Vengo de una familia de cantar y me pareció una buena idea tener otra actividad, además de la danza, en el grupo. Así que con la colaboración de seis personas, entre ellas mi hermana, nos animamos. El problema es que lo hacíamos en euskera y en esa época, era muy difícil. Solamente para poder tener una actuación en Bilbao había que sacar las letras, traducirlas, mandarlas al Gobierno civil a revisarlas, nos tachaban algunas partes e incluso venía la Policía a verificar que lo hacíamos de forma correcta. Más adelante, creamos otro de niños que fue mejor.

- ¿Vivió algún momento de intimidación?

- Sí. De hecho, me llevaron detenido dos veces. El momento histórico era muy complicado y todos los jóvenes venían a Berango a bailar porque no había otro sitio. Me acuerdo siendo un adolescente, con 20 años, que ensayábamos en la campa que está junto a la Iglesia. Una vez vino la Guardia Civil para ver qué estábamos haciendo y nos amenazó con prohibirlo. ¡Menos mal que en alguna ocasión el cura nos echaba un cable diciendo que dependíamos de la Iglesia!

- A pesar de ello, siempre luchó por promover la cultura vasca.

- Tanto a nivel nacional, como internacional. Éramos un grupo que cada vez nos pedíamos un poco más. Los 'mendizales' iban al monte y ponían la ikurriña en la cima. Nosotros nos arriesgamos, por el contrario, a bailar delante del público con ella en 1976. Fue algo que llamó mucho la atención, pero que luego causó tanto furor, que siempre que nos llamaban nos pedían que fuésemos con la bandera. También hemos viajado a varios países de Europa, como Alemania, Polonia, Holanda, Francia..

- La parte solidaria inunda su biografía. ¿Qué relación tiene con Asparbi?

- Pues hace nueve años me contactaron de la Asociación de Parkinson de Bizkaia para dar apoyo en la estructura de la organización. Al principio dudé, porque en ese momento, no tenía conocimientos neurológicos, pero es verdad que ver cómo las personas luchaban me motivó para entrar y les enseñé cómo el canto puede ser beneficioso para su enfermedad.

- ¿En qué sentido?

- El canto tiene cuatro conceptos básicos: ritmo, sonido, armonía y melodía. Con esas bases bien aprendidas, pueden aplicarlas en el movimiento y mejorar su calidad de vida. Por ejemplo, para levantarse, les digo que piensen en una canción, ya que les ayuda a respirar, o al andar que lleven los pasos acompasados.

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