Las obras nocturnas y su complejidad elevan el presupuesto y los plazos para cubrir La Avanzada

El Gobierno foral lleva más de dos años dando forma a un proyecto que se activará definitivamente el mes que viene, cuando las obras salgan a licitación. Lo harán con un presupuesto de 65 millones, 2,5 más de lo previsto hace apenas once meses, cuando se anunciaron por primera vez los planes concretos para actuar en La Avanzada y su coste. ¿Qué ha cambiado? El sobrecoste responde a la necesidad de ejecutar buena parte de las labores en horario nocturno -«la hora se paga más cara», dijo Pradales- para que las afecciones al tráfico sean las menos posibles en una zona «crítica» de la red viaria vizcaína.

La Diputación se ha autoimpuesto el exigente reto de actuar en la zona «manteniendo los dos carriles de circulación por sentido en todo el periodo de obras». La BI-637 es la arteria principal para conectar la Margen Derecha y el corredor de Uribe Kosta con el Bilbao Metropolitano y la A-8. Se satura con relativa frecuencia y no existe alternativa de alta capacidad, así que cualquier ajuste podría provocar embotellamientos muy severos. Una ratonera para los coches, especialmente en hora punta.

Menos bulevar, más pantallas

Es por esto que la transformación de La Avanzada se ejecutará principalmente de noche -una práctica habitual en la reforma de carreteras-, aunque no únicamente. Los trabajos que generen grandes ruidos deberán afrontarse a lo largo de la jornada. Y no serán pocos, ya que los túneles actuales deben revestirse de 1,15 toneladas de acero laminado. La gran complejidad técnica que supone cambiar una carretera encajonada entre viviendas obligará a dividir la obra, especialmente de día, en múltiples «fases y subfases», y también en «islas de trabajo» compatibles con una circulación más o menos normal. Un protocolo que, según se conoció ayer, va a ralentizar el proyecto: hace un año se calculaba que las obras durarían 36 meses y ahora se estima que serán no menos de 41.

El proyecto urbanístico derivado del cubrimiento de La Avanzada tampoco será idéntico al presentado en 2021. El nuevo bulevar peatonal que nacerá sobre la carretera tendrá una longitud de 620 metros cuando inicialmente iban a ser 200 más. A cambio se instalarán una serie de bloques de «jardinería vertical» para favorecer la integración paisajística y más pantallas antiruido de las que se anunciaba. Se prolongrarán durante un tramo de 850 metros.

Desde que se conoció este plan urbanístico, un colectivo de vecinos de Leioa ha venido reclamando que también se soterren las bocas de acceso al túnel de La Avanzada. Los técnicos de la Diputación consideran que la operación es inviable porque obligaría a «deprimir» los extremos de la carretera -bajar su nivel-, proceso que dispararía el presupuesto. El alcalde de Leioa, Iban Rodríguez, que compareció ayer con Pradales, se congratuló del «cambio brutal» que va a registrar la localidad cuando desaparezca la brecha urbanística, y aseguró que el proyecto es la opción «más factible».

Según los datos que manejan la Diputación y el Ayuntamiento a los bordes de la BI-637 viven 6.000 vecinos de Leioa. De ellos serían en torno a 2.800 los que padecen el martilleo constante de los 55 decibelios que genera el tráfico rodado. La reforma urbanística reducirá a partir de 2026 un 90% el impacto para 2.400 de los residentes.

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