El Puente Colgante pierde el 90% de visitantes por la pandemia

Ya más de un año pésimo de turistas que afecta de lleno al Puente Colgante, que pierde viajeros y vehículos por impacto de la pandemia. Es más, esta pasada Semana Santa sólo han subido a la pasarela superior 1.954 personas, una cifra casi un 90% inferior a la registrada en 2017. El resto de meses más de lo mismo o peor. La empresa ajusta los remaches económicos con la prioridad de cumplir con el costoso mantenimiento de una estructura centenaria, Patrimonio de la Humanidad. En los tiempos de incertidumbre actuales se ha notado un cambio por el incremento de clientes que pasan entre ambas orillas en bicicletas y patinetes.

Los datos de Semana Santa reflejan que subieron a la pasarela 1.888 personas de la comunidad autónoma, en su mayoría vizcaínos, seguidos en número por guipuzcoanos y alaveses. Un total de 39 llegaron del resto de comunidades autónomas, principalmente madrileños, y extranjeros sólo se contabilizaron 27: 14 alemanes, 5 italianos y, el resto, procedente de otros países.

Se trata de unas estadísticas muy reducidas, que están por debajo de las del año pasado, en que la pandemia sacudió a mediados de marzo con un confinamiento obligatorio. Entonces, subieron a la pasarela más personas (2.916), muy lejos de los 17.000 de los tiempos previos a la pandemia. «2020 ha sido muy duro y 2021 más duro aún». La gerente del Puente de Bizkaia, Marta Uriarte, reconoce que corren malos tiempos. «Estamos muy cansados. El personal, la plantilla… a todo el mundo le afecta anímicamente. Esto es muy largo, muy tedioso». Uriarte advierte que no es algo exclusivo del transbordador. «Es la cruda realidad de cómo están los pequeños negocios. Algunos, peor incluso».

La gerente admite el cambio de timón aplicado desde el año pasado. «El Puente tiene muchos años y estamos centrados en su mantenimiento, en su conservación y ofreciendo servicios». Según explica, «se trata de ajustar el gasto porque estamos conteniendo la respiración. Estamos aplicando una política muy prudente y conservadora». De ahí que requiera «el apoyo de las instituciones» para frenar la sangría.

El impacto del turismo en la pasarela no es lo único que merma, ya que el comercio al por menor, los artículos vendidos en las dos tiendas, ha sufrido una reducción del 72%. También se nota el efecto de la regresión económica, los ERTE y el paro que golpea a muchas personas y afecta igualmente al número de vehículos y usuarios que utilizan la barquilla.

La merma del transporte de personas ha sido de un 12% y de un 11% de coches. Lo que sí se ha incrementado han sido las bicis y patinetes, hasta un 30%, mientras que las motos han subido un 15% y las furgonetas un 8%. Son cifras del acumulado del primer trimestre de este año, en comparación a enero, febrero y marzo de 2020.

Uriarte destaca que se ha notado esta subida del transporte sostenible después del confinamiento de marzo de 2020, en el que subió el uso de la bicicleta porque muchos vizcaínos las adquirieron para ejercitarse en sus casas durante el confinamiento y después para salir a hacer deporte al aire libre.

Pero el futuro económico tampoco apunta a una reactivación rápida, con los municipios de ambos lados de la ría actualmente en zona roja. «Vamos como una veleta», admite la gerente, ante los cambios que se establecen por cuestiones sanitarias. Su pretensión es que «en julio agosto y septiembre tengamos todos los servicios operativos» porque es la única forma de «recuperar parte» de la sangría actual.