Urgente En directo, Bilbao Basket-Gran Canaria
La Diputación ha instalado 4.000 metros cuadrados de pantallas en los dos extremos del túnel. E. C.

«Por aquí no pasa nadie, nos han encerrado detrás de un muro en plena Avanzada»

Vecinos y comerciantes de Leioa denuncian que los paneles para reducir el ruido tras la cubrición de la vía les ha dejado aislados y genera inseguridad

Johana Gil

Leioa

Jueves, 16 de octubre 2025

Lo que se anunció como la solución definitiva al histórico problema del ruido en torno a la trinchera de La Avanzada en Leioa ha derivado ... en una nueva fuente de malestar, según denuncian vecinos y comerciantes de la zona. La reciente finalización de las obras de cubrición de la carretera –por la que circulan más de 100.000 vehículos al día– ha desatado una oleada de críticas por «el aislamiento» generado tras la instalación de altos muros a ambos lados del nuevo túnel.

Publicidad

La Diputación ha incorporado pantallas y mamparas para mitigar el ruido en los accesos, considerando que unas 2.800 personas que viven en las márgenes soportaban a diario el sonido del tráfico rodado. Sin embargo, numerosos ciudadanos perciben lo contrario. Leonor Sabater, que reside en un cuarto piso frente al tramo cubierto, afirma que «el zumbido sigue. Lo han desplazado a otras áreas, y en los pisos altos es igual o incluso peor».

El objetivo de reducir la contaminación acústica también ha sido puesto en duda. Aunque la entidad foral asegura que los niveles de ruido han descendido de 77 a 51 decibelios, los residentes aseguran incluso que hay un efecto rebote, que estaría afectando a viviendas que antes estaban a salvo. «En zonas como Iturribide o en las inmediaciones de Ikea, donde antes apenas se oía a los coches, ahora se perciben con claridad», explican. Por ello, reclaman nuevas mediciones y estudios técnicos independientes que evalúen el impacto real. «No podemos aceptar que la solución a un problema histórico sea la creación de una barrera que nos encierra», añaden.

Otro de los efectos más preocupantes es que varios negocios a pie de carretera, como una tienda de lámparas o una decoradora, han perdido toda visibilidad y buena parte de la clientela que pasaba por la zona. Algunos ya han cerrado y otros se han visto forzados a trasladarse. Es el caso de una empresa de piscinas que ha abandonado su local en la calle Mendibil para reubicarse al otro lado de la carretera.

Publicidad

Comerciantes como María Teresa Arechabaleta, que regenta desde hace más de tres décadas de una tienda de productos para mascotas junto a la vía, aseguran que sus negocios están al borde del cierre. «Aquí no pasa nadie, ni coches ni peatones. Es un bloque muerto. Esto parece el muro de las lamentaciones. Nos han dejado completamente aislados», indica. «Lo que han hecho no es integrar el barrio, es levantar un muro de Berlín que nos parte en dos».

Las quejas no se limitan a la estética. La sensación de inseguridad también ha crecido. Los pisos bajos han perdido luz natural y los vecinos advierten que la configuración de los muros ha generado pasillos oscuros y zonas poco visibles que resultan especialmente inquietantes al anochecer. «A las ocho de la tarde esto da miedo. No se ve un alma. Es un gueto», resumen.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad