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Un juzgado de Bilbao suspendió ayer de forma cautelar los desahucios de cuatro familias de Erandio previstos para mañana, según confirmó uno de los matrimonios ... afectados y fuentes de Stop Desahucios. La decisión de dejar en suspenso el desalojo de estas personas se ha producido como consecuencia del recurso de urgencia presentado por la representación jurídica de Naiara y Asier, los dos vecinos de Erandio que suscribieron en 2007 una hipoteca por el 120% del valor del caserío (más de 400.000 euros) que se compraron con otra pareja y que, tras una serie de problemas con los copropietarios, tuvieron que ser avalados por sus padres.
La decisión de dejar en suspenso los desahucios se produjo el mismo día que EL CORREO dio a conocer la historia de Asier y Naiara. La pareja estaba ayer muy contenta, agradecida por el apoyo recibido y por la asistencia de Stop Desahucios Nerbioi. Tienen claro que, en «buena parte», el desalojo se ha debido a que su caso se haya hecho público.
La medida no es definitiva. Todavía no se conocen los detalles exactos de la resolución judicial, pero el recurso de urgencia que presentó la abogada de Asier y Naiara puso sobre la mesa una sentencia del pasado diciembre del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que cuestiona las hipotecas suscritas en torno al IRPH (una variante del euríbor mucho más cara, que en Euskadi afecta a cerca de 30.000 titulares de hipoteca). Los jueces europeos entienden que esta variante, que en España fue avalada por el Tribunal Supremo, puede ser declarada abusiva si existió falta de transparencia en la información que se le facilitó al usuario.
Eso es, precisamente, lo que este matrimonio de Erandio lleva denunciando desde 2017, cuando ya se vieron con la «soga al cuello» incapaces de hacer frente a unas cuotas que no dejaban nunca de crecer.
Asier es albañil de profesión; Naiara, empleada en un supermercado. La Unión de Créditos Inmobiliarios les concedió una hipoteca a 40 años de más de 400.000 euros, por el 120% del valor del inmueble. Era la época de la burbuja inmobiliaria, que estaba a punto de estallar. Ya desde el segundo año las cuotas empezaron a subir. Pero sus problemas se agravaron poco después, cuando la pareja del hermano de Asier rompió y tuvieron que renegociar las condiciones con el banco en unos términos que, años después, entendieron que no eran legales. Fue entonces cuando sus padres tuvieron que avalarles. Las cuotas no dejaban de aumentar. Al principio destinaban unos 1.100 euros cada familia. Pero poco después ya estaban en los 1.400 y, como apenas amortizaban capital, los intereses no dejaban de «crecer y crecer». «Era como una bola de nieve». Se habían metido en un pozo sin fondo.
El matrimonio renunció a «prácticamente todo» para poder pagar las cuotas. Vendieron el coche y todo lo que era prescindible. «No estamos hablando de personas que han vivido por encima de sus posibilidades. Ni de personas que hayan tratado de eludir sus obligaciones. Han sido víctimas de una estafa», insisten desde Stop Desahucios.
Hasta 2017, cuando empezaron los impagos, habían abonado más de 210.000 euros del préstamo, pero seguían recibiendo cartas en las que veían que la deuda no se reducía y las cuotas seguían creciendo. En total, calculan que deberían haber pagado más de un millón de euros para zanjar el crédito. Fue entonces cuando se decidieron a judicializar el asunto, pero hasta ahora sus escritos no han sido admitidos.
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