Las paellas colonizan Aixerrota: «Es el mejor día del año»

Un olor a brasa, carne y verdura recorría desde primera hora de la mañana la zona próxima al cementerio de Aixerrota, donde se celebra la fiesta oficial. Allí miles de personas, perfectamente uniformadas con camisetas blancas y pantalones o faldas azules, preparaban los arroces que después degustarían. A las 8.30 horas ya estaban en sus puestos Irantzu Artabe y Agate Borda. Estas dos getxotarras aseguraban que cuando eran «más jóvenes íbamos al Bronx», la zona no oficial donde también este viernes se ha congregado el mayor número de jóvenes y adolescentes. «Venimos desde que somos muy pequeñas con nuestros padres. Hasta mi madre venía con una burra que se llamaba Rosalía», decía a carcajadas Borda.

En total, la organización ha repartido 390 toldos, «todos los que estaban a disposición». A ellos se sumaron las inmensas construcciones de madera que los chavales han ido construyendo los días previos a la fiesta en el Bronx y que se convirtieron en auténticas discotecas a medida que iban pasando las horas. La mayoría de las paellas se pudieron ver en la zona oficial. Pasadas las 11 horas, el algorteño Mikel Txintxu y su cuadrilla tenían todo preparado para comenzar con el arroz. Aunque ellos no participaron en el concurso, Txintxu apuntó que siempre acuden al día de Paellas «porque es la fiesta del pueblo». «Conocemos al 80% de las cuadrillas», presumía. Además de los ingredientes típicos –apostaron por una paella de pollo– este grupo se surtió de 50 litros de sangría y decenas de cervezas. «Y para almorzar tenemos patatas a la riojana, ¿qué te parece?», se jactaba.

Quienes sí quisieron participar en el certamen fueron Diana Rosique y sus más de 22 amigos. Y lo hicieron a lo grande. Esta cuadrilla algorteña presentó un arroz de rodaballo, rape y gambas en una paellera de 130 centímetros. «Es una burrada, una bilbainada», reconocía ella misma. «Es la primera vez que venimos con una tan grande. Nos metimos en una página valenciana y nos vinimos arriba. Hay arroz para 70 personas. Nos da para repetir y repartir», explicaba orgullosa.

Aunque la mayoría de los 'chefs' eran fieles a las paellas de Aixerrota, para Elena Reifs era su primera vez. Acompañada de comparseros de Pinpilinpauxa, confesaba haber ganado algún que otro concurso de arroz en otros municipios vizcaínos.

– Cuénteme, ¿cuál es el secreto para hacer una buena paella?

– Pochar bien las verduras antes de echar el arroz y tener un buen caldo.Aunque bueno, eso hoy en día se soluciona con el tetrabrik. ¡Ah! También hay que rehogar el pollo antes de echar el arroz.

Aunque son cientas las cuadrillas que se trasladan cada 25 de julio a las campas de Aixerrota para celebrar lo que muchos consideran un día «único», solo son unos cientos –entre 90 y 150– los que realmente participan en la prueba. «De todos ellos una veintena no tiene mucho cuidado con el arroz y se nota a simple vista que están quemadas», explicaba Javier Vega, miembro del jurado. «Hay tres cosas que se tienen en cuenta a la hora de valorar: el punto del arroz, el sabor y el adorno, pero este último que sea comestible», añadía. Las paellas que se presentaron eran tan variadas como la imaginación de cada uno. Algunos adornaron su plato con la bandera del Athletic, otros con una estructura del Puente de Bizkaia o dantzaris. Y los hubo también que usaron una caricatura de Donald Trump y un mensaje que pedía que no «imponga aranceles al arroz» para dar color a la receta.

– ¿Cómo elegir el ganador después de haber probado tantas?

– Por eliminación. Primero pruebas una, te lavas la boca con agua, y a por la siguiente. Enseguida ves si tiene buena pinta o no.

De forma paralela, cientos de jóvenes disfrutan de la música y el ambiente festivo en el Bronx. «La convivencia entre ambas zonas es buena. Los jóvenes que están allí son los hijos, nietos y sobrinos de los que estamos en la zona oficial. Cuando éramos jóvenes nosotros también teníamos nuestro sitio y cuando crezcan ya vendrán», defiende la presidenta de Itxas Argia.