Operarios vacían el Nagusien Etxea y el euskaltegi de Romo para su derribo

De hecho, los operarios municipales estuvieron protegidos en todo momento por un fuerte dispositivo de seguridad montado por agentes de la Ertzaintza y la Policía Local. Frente a ellos se manifestó un grupo que llegó a sumar una treintena de pensionistas.

Hasta hace unas semanas pesaba una medida cautelar dictada el pasado verano por un juez que impedía demoler los dos edificios a instancias de los responsables del Hogar del Jubilado de Romo. Pero a principios de año una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco dejó sin validez esa decisión.

Oficialmente, el Ayuntamiento no ha concretado fecha alguna para la demolición porque no es de su competencia. «A día de hoy desconocemos la fecha de inicio de las labores de derribo; vendrá dada por Azpiegitura, empresa foral encargada de su ejecución». Puntualizaron que al menos así se refleja en el convenio firmado entre ambas administraciones para la construcción del nuevo centro intergeneracional, que tendrá un coste de 16 millones de euros, de los que más del 82% se abonarán con ayudas de los fondos europeos.

Ayer todo empezó a primera hora con la retirada de las vallas perimetrales colocadas hace meses rodeando todo el perímetro. Después, precisaron del Ayuntamiento que «se ha procedido al vaciado del edificio». A eso añadieron que «por petición del presidente de la asociación Ibar Nagusi Elkartea al Ayuntamiento, sus enseres han sido trasladados a una lonja cercana».

El presidente de esta asociación espera que las instituciones «por lo menos respeten el proceso judicial abierto». Según Paco Rama, aún están «en plazo para presentar recurso de casación. Confiamos en que no lo tiren hasta que no se pronuncien». Por el momento, desde el Consistorio les han cedido «una lonja cercana en Gobelaurre como lugar de reunión para la junta directiva y disponer del archivo, poco más», según apuntó.

Por lo sucedido ayer, Rama indicó que «es un momento que está siendo muy amargo porque hay gente que tiene muchas vivencias aquí, en estos edificios». Antaño sirvieron como locales para asociaciones diferentes, grupos de catequesis y demás. Algunas personas mayores no pudieron ocultar su tristeza. Los jubilados no están en contra de un centro intergeneracional. Su petición es que los edificios se dejen en pie, que siga funcionando allí el Ibar Nagusien y que pongan en marcha un centro de día porque en Romo hay mucha población mayor de 65 años.