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A las once en punto de la mañana, las sirenas rompieron el silencio en el Puerto Viejo de Algorta. Este martes saltó el aviso de ... incendio en una vivienda con personas atrapadas. Las dotaciones del parque de bomberos de Artaza (Leioa) acudieron de inmediato al lugar. Pero esta vez no se trataba de una emergencia real, sino de un simulacro cuidadosamente preparado. Hasta el viernes, y el 6 de junio, se pondrá a prueba la capacidad de respuesta de los efectivos del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación en uno de los entornos de más difícil acceso de Getxo.
La zona emblemática, con su trazado angosto y su arquitectura tradicional, representa un reto logístico y operativo para cualquier servicio de emergencias. Las casas de estructura mixta de hormigón y madera están encajadas entre callejuelas que dificultan, o directamente impiden, el acceso de vehículos pesados como los camiones. «Lo más complicado son las calles muy estrechas, viviendas muy próximas unas a otras y el riesgo de propagación es muy alto», explica Mikel Gantxegi, oficial del servicio de bomberos de la entidad foral.
El ejercicio se desarrolló en un inmueble municipal, situado en la calle San Nikolas, 23. El escenario fue una vivienda de 125 metros cuadrados deshabitada actualmente en obras con una terraza en mal estado y riesgo de colapso. Con máquinas de humo y dos maniquíes escondidos haciendo de víctimas, los efectivos debían controlar la situación y salvar a las personas. Misión cumplida.
Para añadir realismo, los equipos no conocían con antelación ni el lugar, ni el tipo de incidente. Cada día acceden por rutas diferentes del Puerto Viejo —hay cinco accesos posibles, que se evaluarán con las maniobras— y deben tomar decisiones sobre la marcha. «El objetivo es ganar segundos vitales en una situación que podría ocurrir en cualquier momento», afirma Gantxegi.
En un evento real, tras saltar el aviso, la dotación de Artaza tardarían de 5 a 10 minutos en llegar. Ocho y hasta diez efectivos se desplazarían a la zona, y en un caso grave acudirían también refuerzos del parque de Derio o Urioste, que junto a la Policía Local coordinarían la operación.
«Practicamos rescates con escaleras de mano, porque en este entorno no entran las autoescaleras. Eso obliga a adaptarse y a dominar el área». También se evalúa la ubicación de los hidrantes disponibles. El ejercicio no solo sirve para entrenar a los relevos, sino también para verificar la eficacia del plan de emergencias del Puerto Viejo, elaborado por el Ayuntamiento de Getxo. «Es un documento muy completo con puntos bien señalizados, pero todo debe probarse sobre el terreno», señala.
Estos incidentes en el Puerto Viejo han sido escasos en los últimos años, sin embargo «el hecho de que no haya pasado antes no significa que no pueda pasar mañana», reflexiona el oficial. «Por eso estamos aquí, para estar preparados».
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