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El vecino Jorge Lerga muestra la grieta generada en una de las columnas del garaje del bloque de Arkotxa. T.I.

La inestabilidad de una ladera es la causa de los desperfectos en un bloque de pisos de Algorta

Getxo encarga un estudio geotécnico y adelanta que el edificio de viviendas de Arkotxa 29 donde aparecen grietas «está bien sujeto»

TXEMA IZAGIRRE

GETXO

Viernes, 25 de noviembre 2022, 21:49

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«La falta de compactación del terreno colindante al número 29 de la calle Arkotxa» es la causa de todos los problemas que padecen las 14 familias que residen en este bloque de viviendas protegidas municipales, que soportan humedades dentro de sus casas, grietas en los garajes y el portal, inundaciones en los trasteros, y problemas en las redes saneamiento y en la de telefonía que les han llevado a realizar varias derramas a su cargo para solucionarlos. Esa es la primera conclusión derivada de la inspección geotécnica encargada por el Ayuntamiento de Getxo, según el titular del área de Promoción Económica, Planeamiento, Gestión y Disciplina Urbanística, Íñigo Urkitza. La «gran preocupación» de los residentes ha llevado al equipo de gobierno (PNV-PSE) a dar ese primer paso años después.

Urkitza explicó que junto a un técnico municipal cursó una visita con cuatro vecinos para recorrer la zona y ver los desperfectos existentes, entre los que destaca que el deslizamiento del terreno ha roto la acera frente al portal causando un desnivel de 12 centímetros. Eso es algo que preocupa a los moradores de este inmueble de Algorta por «el peligro que supone acceder a la entrada de la casa» y porque «amenaza con afectar a la conducción de gas que está muy próxima», como relatan estas personas que han adquirido los pisos municipales por un plazo de 50 años.

El concejal asegura, no obstante, que «el edificio está bien sujeto, no tiene problemas de asentamiento». Hay que recordar que los residentes temían por la seguridad de una construcción en la que «hasta se ha descuadrado la caja del ascensor», como relata María Garay.

Urkitza acepta que «el problema es de un movimiento de tierras que están alrededor del bloque y que sí afecta a los suministros». Entre estos mencionó la tubería de saneamiento que se ha roto tres veces en un par de años o la propia red telefónica que les ha llevado a estar sin wifi en varias ocasiones. Igualmente se les estropea con frecuencia el portero automático. Ahora le toca a los geólogos determinar «cuál es la causa por la que hay corrimientos en el solar anexo», que es una ladera, según advierte el concejal.

Otra de las cuestiones apuntadas por Urkitza es que, en principio, los expertos «no han visto peligro inminente de que el deslizamiento vaya a afectar a la conducción de gas», aunque reconoce que «la tierra alrededor del portal se ha movido». Pese a la afirmación realizada por el edil, los vecinos siguen temerosos de que ocurra porque los desperfectos de la entrada se han multiplicado en los últimos dos años. Incluso temen que se pueda producir «una explosión si eso sucede».

En cualquier caso, para estas personas es motivo de cierta satisfacción que Consistorio «al menos haya dado el primer paso para intentar solucionar su problema, que viene de años atrás y se ha agravado a partir de 2020», como reconocen. Pero se muestran cautos: «Estamos a la expectativa. Nos lo tomamos con prudencia porque no nos han hecho caso durante mucho tiempo», admite María Garay.

Y es que los problemas de esta comunidad vienen de largo. Datan «de hace unos diez años», según cuentan. Sin embargo todo ha empeorado hace dos al producirse los daños más graves. Las sucesivas roturas de la red de saneamiento, los constantes problemas con el ascensor o la red de telefonía les han llevado a tener que invertir 30.000 euros de sus bolsillos en derramas en ese plazo de tiempo.

Y lo peor es que se repiten incluyendo las inundaciones de aguas fecales en los trasteros. Ante el temor de que vuelva a suceder lo mismo, estas personas ha llegado a levantar pequeñas «barricadas de arena» frente a las puertas de los camarotes, situados en la parte soterrada.

La vida cotidiana de estas personas se tiene que adaptar a los inconvenientes del bloque en el que habitan. «Hay vecinos que ni siquiera pueden dar a la bomba del váter porque se les inunda el trastero». Según Lucía Beldarrain, esos inconvenientes van añadidos a que deben vaciar la arqueta «muchas veces» a causa de los atascos que se producen por el propio desplazamiento del edificio. Jorge Lerma, otro vecino de la comunidad, no oculta su «preocupación por las grietas que han aparecido en las columnas de los garajes, que cada vez son mayores».

En cualquier caso, no se trata del único problema que hay en la zona por la inestabilidad de una ladera, ya que en la misma calle Arkotxa se cayó una valla en otra comunidad por la misma causa.

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