Los hosteleros de Sopela podrán organizar conciertos para atraer clientes

La nueva ordenanza contempla una serie de requisitos estrictos para garantizar que estas actividades se realicen de forma ordenada y respetuosa con el entorno. Los actos deberán celebrarse exclusivamente en el espacio autorizado como terraza. En caso de requerir una ocupación mayor tendrá que tramitarse una autorización específica. Asimismo, los locales deberán presentar su solicitud con al menos quince días de antelación, «aportando la documentación técnica y asumiendo el compromiso de informar previamente a los vecinos mediante un aviso público colocado con 24 horas de antelación». En lo que respecta a la protección acústica, el sonido no podrá superar los 95 decibelios en el interior ni los 85 en la zona exterior. El incumplimiento de estas condiciones conllevará sanciones y podría suponer la pérdida del derecho a organizar nuevos conciertos durante el resto del año.

La medida ha sido bien recibida tanto por el sector hostelero como por los colectivos culturales locales. Para muchos supone una oportunidad para reactivar la vida en las calles, dar visibilidad a músicos emergentes y enriquecer la oferta cultural del municipio en un formato más cercano y accesible.

Esta nueva ordenanza es el resultado de un proceso participativo impulsado durante los últimos meses. En febrero se celebraron dos talleres abiertos a la ciudadanía para debatir el contenido del borrador, tanto desde un punto de vista técnico como jurídico. Se estima que la regulación entre en vigor a principios del verano. De esta manera, los locales podrán aumentar su oferta con actividades culturales para los clientes.

En el borrador también se recoge el horario permitido de las terrazas. Hasta las 23.00 horas en días laborables y hasta una hora más los viernes, sábados, vísperas de festivo entre junio y septiembre. En cuanto a las restricciones, se regulariza la obligatoriedad de garantizar un paso peatonal libre mínimo de dos metros junto a terrazas. Además, se restringe el «uso de mobiliario de baja calidad», y deberá tener «colores neutros o armónicos con el entorno urbano».