La Escuela de Empoderamiento de Getxo cierra el curso con récord de asistencia

«Estamos ante uno de los cursos más exitosos de este proyecto que ya cumple más de dos décadas en funcionamiento, no solo por la asistencia, sino por el grado de implicación y la calidad de las propuestas», señala Carmen Díaz, concejala de Cohesión Social. El acto de clausura contó con una numerosa asistencia y estuvo protagonizado por el monólogo 'La vida moderna' de la actriz Rakel Molina, quien ofreció un espectáculo cargado de humor y reflexión sobre las vivencias del día a día de las mujeres.

Este año también destaca el cambio de emplazamiento. Gurari se convirtió en la nueva sede estable para las iniciativas de la escuela. Desde entonces, ha acogido tanto los talleres como encuentros, charlas y actividades culturales, convirtiéndose en un punto de referencia para el movimiento. «Este nuevo espacio nos enriquece mucho más, ya que es un lugar permanente que favorece muchas más sinergias que simplemente reunirnos para algo puntual», añade.

Entre las propuestas más exitosas se encuentran 'Reforzar el suelo pélvico', 'Yo también reparo: fontanería y electricidad', 'Pasar de nuevo por el corazón' y el taller de Chi Kung en doble grupo. A esta oferta se sumaron módulos como 'Un viaje a través de la menopausia desde el autoconocimiento y el placer', 'Bailoteo crítico y transformador' y 'Libro de artista: vamos a contar nuestra historia'.

En centro también puso en marcha actividades abiertas a la ciudadanía, como la charla 'Ecofeminismo: vida, cuerpo y defensa del territorio' –que contó con la mayor cantidad de asistentes, 78 personas–, la presentación del libro 'Sueños y vasijas' de la periodista June Fernández, o el laboratorio escénico Nuestro poder en el centro. Además, han nacido propuestas de continuidad como el coro feminista Las Lombardas y el grupo de mujeres migradas con tambores.

La clausura marcó el fin de un año de consolidación, protagonizado por la apertura de Gurari, la ampliación de la oferta y una participación sin precedentes. Las palabras más repetidas entre las asistentes fueron «agradecimiento», «sororidad» y «continuidad». Así lo confirman desde la organización, «la Escuela de Empoderamiento no termina, se reinventa con cada curso, con cada mujer que entra por sus puertas».

«Se espera que el centro siga siendo un espacio de encuentro, reflexión y crecimiento colectivo, donde las vecinas puedan ser escuchadas y donde sus voces tengan peso», remarca la concejala, quien aclara que hay una gran demanda que hará que la apuesta se repita en el siguiente curso.