El ruiseñor más viejo de España vive en el humedal de Getxo
Es una hembra que fue capturada por primera vez en julio de 2012 en Bolue
TXEMA IZAGIRRE
GETXO
Miércoles, 19 de octubre 2022, 12:27
Una hembra de 'Cetia ruiseñor' -Cettia cetti, en latín- que habita en el humedal de Bolue es el ejemplar más longevo conocido de la Península Ibérica, segundo de Europa y tercero del mundo. A esta 'Errekatxindorra' -como se le denomina en euskera- solo le superan en edad tres ejemplares en el mundo. Hasta 17 veces ha caído este pájaro en la red de anillamiento del humedal getxotarra.
Se sabe que es un 'ruiseñor bastardo' -acepción popular en castellano- más viejo de la Península Ibérica por los registros que se disponen en Euring, organización encargada de coordinar los programas europeos de anillamiento. Su primer identificativo en la pata se lo pusieron el 25 de julio de 2012. Los expertos determinaron entonces que era joven, nacido ese mismo año. La última vez que lo cogieron fue el pasado 2 de octubre (nueve años, dos meses y siete días después). Fue una jornada especial porque se conmemoraba el Día Mundial de las Aves y había familias –madres, padres y niños- participando de la actividad.
«Es extraordinariamente raro que un ave de esta especie consiga vivir tantos años. Tiene un peso promedio de 11 gramos y un tamaño promedio de ala de 57 milímetros». Según describe el responsable de realizar los anillamientos en este espacio, Xabi Buenetxea, ornitólogo y especialista en gestión de flora y fauna, se trata de un «pequeño pájaro, discreto y con aspecto rechoncho, de tonos pardo-rojizos y con una ceja pálida muy llamativa». Por su parecido al ruiseñor común, aunque no son de la misma especie, se conoce también como ruiseñor 'ilegítimo' o 'bastardo'.
Es complicado verlo, pero se le detecta por su canto. No suele ser para las personas tan agradable como el del ruiseñor común, que únicamente «hace uso del humedal durante las migraciones o cuando está de paso. Aprovecha para comer y descansar unos días durante su migración». El caso es que la veterana 'Cetia ruiseñor' de Getxo es un animal de costumbres. «Suelen ser bastante precisos en su comportamiento». Hasta media docena de veces cayó en la red en época de reproducción. Como admite Buenetxea, seguramente sucedieron «durante la migración prenupcial o postnupcial».
El ave de Bolue ha vivido mucho más de lo esperado. «El anterior récord de longevidad para la especie era de siete años y seis meses», comenta Josu Ateka, técnico municipal de Medio Ambiente.
Pasa por ser «un habitante muy característico de las zonas ribereñas, donde ocupa sotos y humedales con mucha cobertura vegetal y enmarañada vegetación, siempre en la cercanía del agua». Le gusta colocarse a baja altura, entre la vegetación densa -carrizales, zarzales o matorrales le encantan- para capturar una amplia variedad de invertebrados, preferentemente insectos, muchos de ellos acuáticos.
¿Por qué vive en el humedal? Pues porque ha caído en las redes en todas las estaciones del año y ha sido recapturada en el momento en que estaba criando. Lo ha hecho en los tres espacios fijos que utilizan para ese fin. Es algo que realizan periódicamente para realizar un cálculo de las especies que hay, que en el caso de las aves supera las 60 especies. Respecto a esta hembra en cuestión, fue cogida hasta cuatro veces en 2016, una cifra récord en su historial particular.
Su periodo de cría se extiende de marzo a julio, y pueden efectuar hasta dos puestas anuales. Ponen de dos a cinco huevos de color rojizo que la hembra incuba durante 16 días. A los pollos les atiende casi exclusivamente su madre y al de 16 días como máximo ya vuelan y son independientes al cabo de un mes.
Esta especie es común y se encuentra ampliamente distribuida por el sur de Europa, el noroeste de África y Oriente Próximo. También se extiende por Asia otra especie emparentada. En el Viejo Continente calculan que habrá entre 400.000 y 2.000.000 de parejas, 100.000 de las cuales habitan en España.
La población «parece estable o en ligerísimo aumento en los últimos años, por lo que no se considera que esté en peligro». Apuntan del Ayuntamiento de Getxo que sus principales amenazas «residen en la pérdida o degradación local de la vegetación de ribera (por limpiezas, canalizaciones y dragados, talas, incendios, etc.) o en las condiciones climáticas adversas (especialmente los inviernos rigurosos)».
El barro se acumula por el choque institucional
El concejal titular del Servicio Urbano Ambiental y Calidad Ambiental, Joseba Arregi, considera que dar con una ejemplar tan veterana en Getxo «es un indicador claro de que el Ayuntamiento está siendo sensible con la fauna y flora de Bolue». Los recuentos de población de aves en esta joya natural -único humedal costero de agua dulce de Euskadi- se llevan realizando desde 2010. Sin embargo, los lodos acumulados en el fondo han causado un problema sin solución desde hace cuatro años. La descolmatación de Bolue ya acumula mucho retraso por las diferencias entre la Agencia Vasca del Agua (URA) y la Diputación foral.
La proporción de oxígeno en el agua es menor y esn reduce la cantidad de fauna, máxime en un verano tan seco. El Ayuntamiento ya notificó el mal estado en que se encontraba una de las balsas en 2018. La Administración local no tiene competencias y los técnicos de la Agencia Vasca del Agua (Ura) y Medio Ambiente foral no llegan a un acuerdo. El plan presentado por Ura choca con lo que los técncos de la Diputación consideran que se debe hacer para respetar la reproducción del pez espinoso, una especie protegida.