La ilusión viaja en carroza en Getxo

La Cabalgata de Getxo partió de Andra Mari con sus personajes de ficción. En la primera carroza iba 'Pocoyo', en la segunda 'La patrulla canina' y en la tercera 'Bob Esponja', todos ellos bien conocidos por los más pequeños. Por detrás, Melchor, Gaspar y Baltasar asomaron mágicos por la iluminación intensa. Presidieron majestuosos su propia carroza, acompañados por cinco pajes cada uno. Al verlos, la algarabía se desató durante un recorrido hasta Telletxe, ya en Algorta, que aglutinó a miles de personas. Lo mismo ocurrió después en el recorrido que ofrecieron por Las Arenas. La comitiva la cerró una carroza de elfos que repartió caramelos por todo el trayecto.

Algunos niños no se olvidaron ni de sus mascotas en un dia tan especial. Como la getxotarra Lucía Varela, que pidió de regalo «un poco de todo para la familia y para mí una bata con dibujos de gato para que vaya a juego con Kiko. Es el gato que tengo en casa». La niña ya había solicitado, unos días antes por carta, que le regalaran un tamagochi, juguete que está agotado en muchas tiendas.

Los Reyes también provocaron la alegría en su visita en Sopela. Salieron a las 18 horas de Larrabasterra para atravesar el corazón de la localidad hasta la plaza del Ayuntamiento, donde ofrecieron una recepción. Allí recogieron las cartas antes de comenzar a repartir los regalos y escuchar sus peticiones. Poco después, en Berango partieron de la Casa de Cultura hasta llegar al frontón, donde se juntaron cientos de personas. A lomos de caballos, con dos pajes y su comitiva, llegaron a la cancha, donde ofrecieron la recepción y repartieron regalos y caramelos para los txikis.

El colorido de Sus Majestades encendió asimismo en las localidades costeras de Plentzia y Gorliz. Allí los pajes ofrecieron chocolate y golosinas a los más pequeños. Lo hicieron en una colorida Cabalgata conjunta que arrancó a las 17.45 horas desde la iglesia de Gorliz y terminó alrededor de las 19 horas en el Astillero de la villa marinera.

El caso es que llevaron la magia a todas las calles de la comarca por las que pasaron. En todos los puntos se notó el nerviosismo y la felicidad infantil. Fueron desbordantes.

Aunque tampoco faltó alguna niña que requerió más magia de un evento tan esperado. Todo por ser fan aférrima de Harry Potter. «He pedido un lego de él», reconoció Inés, de 7 años de edad, una de las tres hijas de Zaloa Arias y de José Luis Zubiria. La familia remató un día «genial y con encanto» con todo un ritual al que están acostumbrados para ponerle la guinda. «Nos vamos a comer un poco de roscón de Reyes con chocolate. Es una tradición que no se puede perder», según apuntaron Arias y Zubiria. Porque el deseo general es que los Reyes lleguen para repetir las cabalgatas todos los años.

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