La asociación Azkorri Bizirik pone fin a su recorrido tras cinco años de lucha vecinal

«La chispa fue el caso Biribilgune», recuerdan. Aquella glorieta, levantada en 2020, acabó en los tribunales después de que los residentes la llevara ante la Justicia por considerar que vulneraba tanto la Ley del Suelo como el Plan General de Ordenación Urbana. El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco les dio la razón en una sentencia que obligaba al Consistorio a retirar 136 metros cuadrados de un área de más de 400, por incumplir la normativa municipal.

Más allá de este caso, Azkorri Bizirik ha sido, durante estos años, un referente en la defensa del entorno natural del barrio. «Nos movilizamos porque una masificación de vehículos afectó tanto a los vecinos como al medioambiente», explican. Han trabajado en varios frentes como limitar los aparcamientos inadecuados o fomentar el uso de la bicicleta con Bizkaibizi. Además han desarrollado acciones para preservar el entorno como plantaciones de árboles, limpiezas colectivas y marchas ciclistas.

Pese al anuncio de su disolución, el colectivo deja claro que «queda mucho por hacer». Entre sus principales reivindicaciones pendientes están la protección efectiva de la biodiversidad de la zona, la revitalización de la agricultura local y la paralización del desarrollo urbanístico contemplado en el PGOU.